La carrera de Yuki Tsunoda en Singapur fue una radiografía perfecta de su momento actual: una primera vuelta mala, una recuperación sólida, y una sensación final de frustración. El japonés lo dijo sin rodeos: “Fue la peor primera vuelta que he tenido”, pero enseguida agregó que el ritmo posterior fue “el mejor que he tenido desde que llegué a Red Bull”. Esa dualidad define su temporada: un piloto veloz, pero inconstante, que intenta afirmarse en el momento más determinante de su carrera en la Fórmula 1.
El Gran Premio de Singapur lo dejó fuera de los puntos, y aunque su ritmo en carrera fue competitivo, las circunstancias lo condenaron. Clasificó 13°, se complicó en el tráfico del inicio y perdió terreno que ya no pudo recuperar en un circuito donde adelantar es casi imposible. Sin embargo, lo más preocupante para Tsunoda no fue la carrera en sí, sino lo que se habló después de ella: su futuro dentro del universo Red Bull está más incierto que nunca.
Una continuidad con fecha de vencimiento para Yuki Tsunoda
Helmut Marko confirmó que Tsunoda completará la temporada 2025 con Red Bull, disipando rumores de un reemplazo inmediato. “No tenemos planes de cambiar pilotos durante el año”, dijo el asesor austríaco, en línea con las declaraciones de Laurent Mekies, director de Racing Bulls. Pero detrás de esa calma aparente, se esconde una realidad: el asiento del japonés no está asegurado para 2026.
El contrato actual de Tsunoda expira al final de la próxima temporada, y la salida de Honda del proyecto Red Bull a partir de 2026 debilita enormemente su posición. Sin ese respaldo técnico y político, el piloto japonés pierde una de sus principales bases de apoyo dentro del ecosistema energético. Su rendimiento será ahora el único argumento capaz de sostener su lugar.
Y los números, por ahora, no ayudan. En clasificación ha tenido errores recurrentes, y aunque su ritmo de carrera es competitivo, las malas salidas y decisiones apresuradas lo dejan constantemente fuera de los puntos. En un equipo donde la comparación es inevitable con Max Verstappen, la exigencia se multiplica.
El ascenso de los herederos: Hadjar y Lindblad en la puerta
La presión no solo viene de arriba, sino también desde abajo. Red Bull tiene una estructura diseñada para el recambio constante, y hoy hay dos nombres que suenan fuerte: Isack Hadjar y Arvid Lindblad.
Hadjar, actualmente en Racing Bulls, ha impresionado al entorno de Red Bull con su madurez y velocidad, al punto que se lo considera un candidato real para ocupar el segundo asiento en el equipo principal en 2026. Aunque el propio piloto francés admitió que “aún no está listo para Red Bull”, en el paddock todos asumen que el paso es cuestión de tiempo.

Lindblad, en tanto, representa el siguiente eslabón del programa junior. A sus 17 años, ya ganó carreras en la Fórmula 3 y Fórmula 2, siendo uno de los talentos más prometedores de la academia. Red Bull lo proyecta como parte de su estructura futura, posiblemente en el lugar que Tsunoda podría dejar vacante. Con ambos empujando desde atrás, Tsunoda necesita algo más que velocidad para conservar su asiento. Necesita consistencia, regularidad y, sobre todo, resultados que lo defiendan por sí mismos.
Singapur, un punto de inflexión
El fin de semana en Marina Bay era una oportunidad clave para demostrar que podía sostener su nivel en circuitos de alta carga aerodinámica, donde Red Bull suele sufrir. Sin embargo, una mala primera vuelta arruinó cualquier posibilidad de gran resultado. Tsunoda reconoció su error sin excusas, pero también dejó ver su frustración: “El auto iba muy bien. Creo que tuvimos el mejor ritmo del año. Pero en Singapur, si perdés posiciones al inicio, la carrera se te escapa”.
Esa autocrítica sincera muestra el crecimiento de un piloto que, a pesar de las dificultades, ha madurado mucho desde su llegada a la Fórmula 1 en 2021. El problema es que en Red Bull, madurar no alcanza si no vienen acompañados los puntos. Y mientras Verstappen pelea por el campeonato y Hadjar gana crédito en el equipo B, Tsunoda parece atrapado en una zona gris.
El mayor obstáculo para Tsunoda, más allá de su rendimiento, es la falta de alternativas fuera del mundo Red Bull. Con los asientos prácticamente cerrados para 2026, sus opciones reales son escasas. Red Bull, en cambio, todavía lo considera una pieza útil dentro de su estructura, pero no indispensable. Y esa diferencia es crucial. Si Hadjar confirma su evolución y Lindblad cumple con las expectativas, Tsunoda podría quedarse sin lugar en ninguno de los dos equipos.
A falta de seis carreras para el final, el japonés encara el tramo más importante de su carrera. Red Bull le exige resultados y regularidad. Honda ya no es su escudo. Y los rumores crecen a medida que los jóvenes empujan desde atrás. En ese contexto, cada domingo cuenta.
Yuki Tsunoda sigue siendo un piloto rápido, apasionado y con un instinto agresivo que lo distingue del promedio. Pero la Fórmula 1 no premia las intenciones, sino los resultados. En los próximos meses deberá demostrar que puede combinar ambas cosas. Si no lo logra, su etapa dentro de la estructura Red Bull puede estar llegando a su fin.