El Gran Premio de Italia dejó en claro que, transcurridos dos tercios de la temporada, Andrea Kimi Antonelli sigue siendo un proyecto más que una realidad. El joven italiano de apenas 18 años, llamado a ser el heredero natural de Mercedes tras la salida de Lewis Hamilton, volvió a mostrar en Monza un rendimiento irregular que despierta más dudas sobre la apuesta del equipo que sobre su talento.
Partía sexto en la grilla, pero una mala largada lo relegó de inmediato al décimo puesto. Luego, en su intento de remontada, acumuló errores: excedió los límites de pista en varias ocasiones, fue sancionado por maniobras contra Alex Albon y terminó noveno, lejos de su compañero George Russell, que cruzó la meta quinto. Antes, en los entrenamientos, ya había complicado su propio fin de semana al despistarse en Lesmo 2 y perder una tanda clave de pruebas largas.

Lo más llamativo, sin embargo, llegó después de la carrera: por primera vez Toto Wolff, siempre defensor de su joven promesa, criticó en público a Antonelli. “Decepcionante este fin de semana. Toda la carrera fue decepcionante”, reconoció el jefe de Mercedes. Aunque aclaró que mantiene la fe en su futuro, el mensaje fue claro: el equipo ya no está dispuesto a disimular.
Y es que el problema no es solo Monza. Antonelli comenzó 2025 con tres carreras consecutivas en los puntos, pero desde entonces su progresión se detuvo. En las últimas diez citas apenas sumó en tres, con un único podio en Canadá, demasiado poco para un piloto sentado en un Mercedes. El contraste con Russell, que sostiene al equipo, es evidente. En Italia volvió a fallar bajo presión. El patrón se repite: destellos de calidad seguidos de errores de ejecución, un cóctel peligroso cuando se trata de un asiento de élite.
El trasfondo es más amplio. Mercedes decidió acelerar el proceso, saltándose escalones formativos y confiando en que la madurez llegaría en pista. Pero cada fin de semana difícil refuerza la sensación de que Antonelli fue expuesto demasiado pronto. Lo dijo el propio Wolff: el joven carga con el “trauma” de sus errores, sesión tras sesión, y eso lo frena a la hora de atacar. El ejemplo fue su tibieza contra Pierre Gasly, consecuencia directa de su accidente con Leclerc en Zandvoort.

Antonelli tiene talento de sobra, nadie lo discute. Fue campeón de la Fórmula Regional Europea, rindió en F2 y es considerado uno de los mayores prospectos de su generación. Pero la Fórmula 1 no perdona, y mucho menos en un equipo con la exigencia de Mercedes. “Necesitamos liberarlo del lastre”, insistió Wolff, consciente de que la presión amenaza con condicionar el futuro del piloto que él mismo eligió como apuesta personal.
La cuestión ahora es cuánto margen le dará Mercedes. Oficialmente, todo indica que Antonelli seguirá en 2026. Extraoficialmente, el debate ya comenzó: ¿fue un error quemar etapas y ponerlo antes de tiempo en el asiento que dejó Hamilton? El tiempo dirá si este año se recordará como el bautismo de fuego que lo forjó… o como el lastre que nunca pudo soltar.