Ya no habrá más preámbulos. El Gran Premio de Australia ha culminado su tercera práctica libre y, por delante, solo quedará la hora de la verdad: clasificación y carrera. Oscar Piastri ha cerrado con el mejor crono una tanda en la que se vio gran paridad con varios aspirantes a la victoria.
Como era de esperar, McLaren llega a la prueba de clasificación en lo más alto de todo. Oscar Piastri ha marcado 1.15.921 para cerrar el mejor tiempo de la mañana australiana y quedar a solamente seis milésimas de la pole de Max Verstappen el año pasado. La señal es clara: se bajarán los tiempos y habrá múltiples aspirantes a la pole.
Uno de ellos será Lando Norris, que jugó a las escondidas en esta sesión. Nunca llegó a redondear una vuelta completa: levantó en el sector tres cuando aceleró en el primero y viceversa. Tan es así, que ostenta el último mejor parcial de toda la prueba. McLaren está fuerte y ambos pilotos se perfilan como grandes candidatos.
El que se sumó a la fiesta fue el propio Max Verstappen. Después de un viernes difícil, Red Bull parece haber realizado los ajustes necesarios para ponerlo en la pelea. No dominarán, claro está, pero tampoco será una utopía pasar a Q3 como advertían ayer. Max aceleró desde el primer momento y el auto respondió. Fueron ajustando y culminó tercero. Si cierra una vuelta limpia y la lluvia juega su papel en carrera, no habrá imposibles para el holandés el domingo.

Lo bueno que se vio en el campeón mundial, lejos estuvo de reflejarse en su compañero de equipo. La pesadilla del viernes se agravó para Liam Lawson, quien solo pudo dar una vuelta y sufrió una pérdida de potencia, por lo que su auto estuvo desarmado durante casi toda la tarde. No hay grandes perspectivas para lo inmediato: llegará, con muy poco rodaje, a la clasificación más difícil de su carrera.
Sin embargo, el que peor la pasó fue Ollie Bearman. El británico se bancó la presión de debutar ante los muros de Arabia Saudita con Ferrari hace un año, pero su inicio de 2025 en Haas no pudo ser más errático: despiste en la FP1 que le hizo perderse la segunda práctica por reparaciones del auto. Sale primero a FP3 y, en menos de dos minutos, vuelve a despistarse. Esta vez con menos daños materiales, pero con un enorme golpe al mentón de su moral. Tendrá el desafío de reaccionar rápido y con las escasas herramientas que Haas le pueda proveer.
No todo fue malo para los jóvenes pilotos. Kimi Antonelli tuvo un auspicioso inicio en Mercedes en estas libres. Fue 5° y siempre estuvo cerca de su compañero de equipo. Llega bien preparado y con confianza a la hora de la verdad, donde las flechas plateadas muestran signos de reacción. George Russell confía en que, por primera vez, tendrá armas para luchar desde el inicio.

El que parece haber dado un paso atrás es Ferrari. Al menos en esta tanda, no estuvo. Charles Leclerc fue cuarto, pero no estuvo exento de problemas: señaló subviraje y no pudo mejorar su tiempo en la última vuelta. Lewis Hamilton mostró su velocidad en algunos microsectores, pero volvió a terminar a un par de décimas de su coequipero.
En la zona media, Williams parece afianzarse como la referencia. Estuvieron sólidos ayer en los tiempos de vuelta, que no los invitan a formar parte del cuarteto principal, pero sí de liderar, y hasta con comodidad, el grupo medio en este inicio. Hoy sacaron tiempos muy competitivos a una vuelta: tres décimas y media de la pole del año pasado. Nada mal para un equipo que viene de ser novenos y que aspira a seguir avanzando.

Atrás, las cuestiones parecen menos claras. Sacando por la salvedad de que Haas parece destinado a no poder pasar de Q1 con ninguno de sus autos, el resto ha mostrado mucha paridad. Racing Bulls apretó mucho ayer, pero parece que solamente estará en una lucha con Alpine y Aston Martin, que hoy no se han lucido demasiado. Sauber, en tanto, ha dado un paso adelante y espera, al menos, poder competir.
No habrá más tiempo para los análisis. Ahora solamente se hablará en pista. De movida, parece ratificarse el hecho de que habrá un comienzo reñido y una temporada muy prometedora en cuanto a competitividad. Esperemos, por el bien de la Fórmula 1 y de sus aficionados, que así sea.