Destacar en el caos: Franco Colapinto construye en Singapur los cimientos de su continuidad en la Fórmula 1

Por: Nicolas Gabetta

En medio del caos técnico de Alpine, la actuación de Franco Colapinto volvió a ser una luz en medio de la oscuridad. En un circuito donde la falta de tracción, la degradación y la irregularidad del asfalto suelen exponer las carencias del coche, el argentino se sobrepuso a todo para firmar un fin de semana que puede ser clave en su lucha por continuar en la Fórmula 1 en 2026.

El resultado final —16.º lugar— no impresiona en la tabla, pero sí en el contexto. Con un A525 que sigue siendo, sin discusión, el peor auto de la parrilla, Colapinto logró vencer nuevamente a su compañero Pierre Gasly, un piloto con ocho temporadas de experiencia, 171 grandes premios y un conocimiento profundo de la estructura de Enstone. Lo hizo en clasificación, en ritmo de carrera y en carácter: tres señales que pesan cuando el equipo evalúa quién se quedará con el segundo asiento para el año próximo.

Desde el viernes, el fin de semana pintaba cuesta arriba. El Alpine no tenía agarre en las curvas lentas y sufría sobre los pianos, lo que hacía casi imposible construir ritmo en Marina Bay. Aun así, Colapinto se mostró sólido en clasificación, quedando delante de Gasly por cuarta vez en las últimas cinco sesiones. El domingo, su largada fue un destello de instinto, talento y coraje: se tiró por el interior en la curva uno, pasó a Bortoleto, Stroll y Tsunoda. Así llegó a ponerse 13.º en la primera vuelta.

Pero la estrategia lo traicionó. Alpine lo hizo partir con neumáticos blandos y detenerse muy temprano, en la vuelta 15, para montar medios. El plan no funcionó: el desgaste fue brutal, y en las últimas vueltas apenas pudo sostener la posición. “Una carrera muy frustrante. Le pongo mucha garra, pero no sale nada. Vamos muy despacio, por momentos el auto es inmanejable”, confesó con crudeza a ESPN tras la carrera.

Gasly, en tanto, volvió a sufrir: largó desde boxes con un piso diferente como parte de un experimento aerodinámico, pero ni así logró mostrar ritmo. Terminó detrás de Colapinto, otra vez. Y si el francés no puede justificar su experiencia con resultados, el valor del argentino en la interna del equipo crece.

Flavio Briatore, el hombre fuerte de Alpine, fue claro hace semanas: “La decisión para 2026 será entre Colapinto y Paul Aron”. Dos nombres, una sola butaca. Y en ese escenario, cada actuación cuenta. Singapur llegó en el momento justo: cuando Colapinto necesitaba recordar a todos que, incluso en el peor auto, puede marcar diferencia.

El argentino no quedó conforme con lo realizado este fin de semana.

Fuentes internas del equipo, citadas por GrandPrix.com y The Race, indican que Briatore quedó “muy satisfecho con la actitud del argentino en los últimos meses», y que la balanza empieza a inclinarse a su favor. En privado, el italiano habría admitido que “Franco tiene algo que no se enseña: hambre”.

Ese hambre es lo que lo ha sostenido toda su carrera. El chico que llegó a Europa con recursos limitados, que compitió en Fórmula 3 sin presupuesto para probar, que ganó la F4 cuando su familia hipotecó una casa para mantenerlo en pista, hoy se gana a fuerza de talento y tenacidad un lugar en la elite. No tiene el mejor auto, ni el entorno más estable, pero sí un temple que seduce a quienes conocen el paddock.

A lo largo de la temporada, Colapinto mostró evolución. Redujo los errores de las primeras carreras, fue más consistente, y en ritmo puro ya puede medirse con Gasly. Lo superó en cuatro de las últimas seis clasificaciones y en tres de las últimas seis carreras. En un equipo que mide la progresión más que los puntos, eso importa.

De cara a las seis carreras finales —Austin, México, Brasil, Las Vegas, Qatar y Abu Dhabi—, Alpine seguirá observando. Pero la sensación general en Enstone es que Colapinto “ya demostró lo suficiente para quedarse”. En palabras de un ingeniero del equipo citadas por F1 Oversteer: “Franco entiende el coche mejor que muchos pilotos con más experiencia. Es paciente, pero no conformista. Tiene el perfil que queremos mantener”.

Al final del día, Singapur no fue solo una carrera. Fue una confirmación. Colapinto estuvo lejos de los puntos, pero volvió a vencer al tiempo, al desgaste, al coche y a las dudas. En un deporte donde las décimas separan la continuidad del olvido, el argentino dio un paso más hacia su permanencia. Si Alpine busca un piloto capaz de sobreponerse al caos, la respuesta está en casa: en el chico que, aun sin un auto competitivo, sigue empujando y demuestra que llegó para quedarse. 

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