La temporada 2025 de Fórmula 1 está por entrar en su etapa final, y mientras Max Verstappen asegura su continuidad al volante del equipo principal, Red Bull enfrenta un dilema crucial: la elección de su segundo piloto para la próxima campaña. Este tema no es menor, ya que la escudería de Milton Keynes estrenará por primera vez su propia unidad de potencia, un cambio que podría redefinir la competitividad del equipo y que hace imprescindible contar con un acompañante capaz de mantener el ritmo de un múltiple campeón mundial.
Si bien la confirmación de Verstappen otorga cierta tranquilidad al equipo y a sus seguidores, la elección del segundo asiento se ha convertido en un problema recurrente en los últimos años. La historia reciente de Red Bull evidencia que los pilotos que ocuparon esa butaca no siempre cumplieron con las expectativas, dejando claros los riesgos de apostar por talento joven o poco experimentado.
Desde la salida de Daniel Ricciardo, las alternativas han ido surgiendo sin éxito. Inicialmente, Red Bull buscó cubrir la posición con su equipo junior, pero tanto Pierre Gasly como Alexander Albon demostraron, en su momento, que aunque tenían talento, la adaptación al equipo principal resultó difícil. Años más tarde, ambos se consolidaron como pilotos sólidos de la parrilla, pero para el equipo austríaco, su paso por la segunda butaca fue un experimento con resultados limitados.

El período más estable fue, sin dudas, el de Sergio Pérez. El mexicano logró mantenerse en pista y consiguió victorias importantes, pero su rendimiento siempre estuvo a la sombra de Verstappen, incluso contando con uno de los mejores autos de la parrilla. A medida que otros equipos comenzaron a mejorar sus monoplazas, las diferencias con Checo se hicieron más evidentes, mostrando que la estabilidad no siempre garantiza la competitividad absoluta.
En un intento por innovar y apostar por juventud, Red Bull fichó a Liam Lawson, un piloto con experiencia limitada, cuyo desempeño resultó insuficiente. Tras solo tres carreras, el equipo decidió reemplazarlo por Yuki Tsunoda, otro talento de la academia, que tampoco logró consolidarse en la escudería principal. Esta situación expone la dificultad que tiene Red Bull para encontrar un piloto que combine velocidad, consistencia y capacidad de trabajo dentro de un equipo que ya gira en torno a Verstappen.
Con Tsundoda aparentemente fuera de los planes, Red Bull tiene sobre la mesa dos alternativas principales. La primera es apostar por Isaac Hadjar, piloto del equipo menor Racing Bulls, quien ha mostrado un desempeño destacado en la presente temporada. Su experiencia dentro del ecosistema Red Bull, el conocimiento de los procedimientos del equipo y su adaptación al estilo de conducción que se exige en la escudería lo convierten en un candidato lógico y seguro, sobre todo si la prioridad es minimizar riesgos y asegurar que el segundo piloto pueda sumar puntos y asistir en el desarrollo del monoplaza.
Por otro lado, el nombre de Alex Palou, piloto español actualmente en IndyCar y múltiple campeón en la categoría norteamericana, ha sido mencionado como una posible alternativa externa. Palou ofrece una combinación de talento probado y mentalidad competitiva, aunque su transición a la Fórmula 1 no está garantizada. Hasta ahora, no hay confirmaciones ni contactos oficiales, y adaptar a un piloto de IndyCar a un monoplaza completamente distinto, con reglamentaciones y circuitos diferentes, siempre supone un riesgo que Red Bull deberá evaluar con cuidado.

Si ninguna de estas opciones se concreta, el equipo tendría que buscar alternativas externas adicionales, evaluando pilotos de otras academias o categorías como Fórmula 2 o la IndyCar Series, replicando la estrategia que aplicó en el pasado con Gasly, Albon o Tsunoda. La decisión no solo influirá en los resultados de la temporada 2026, sino también en la dinámica interna del equipo, la capacidad de Verstappen de mantener su dominio y el desarrollo de la nueva unidad de potencia que debutará el año que viene.
El dilema de Red Bull no es únicamente una cuestión deportiva, sino estratégica. La escudería debe equilibrar experiencia y juventud, rendimiento inmediato y potencial de crecimiento, sin repetir los errores del pasado que dejaron atrás a pilotos que no pudieron consolidarse en la butaca secundaria. La decisión también tendrá un impacto mediático y comercial, considerando la relevancia de los seguidores, patrocinadores y la proyección internacional de la escudería.
En conclusión, Red Bull enfrenta su decisión más difícil en años: elegir un piloto que pueda acompañar a Verstappen, aportar puntos, colaborar en el desarrollo técnico y al mismo tiempo sostener la presión de una escudería líder. Mientras Isaac Hadjar parece la opción más lógica y Alex Palou la alternativa más arriesgada pero atractiva, cualquier elección requerirá análisis profundo, visión de largo plazo y, sobre todo, la capacidad de aprender de los errores del pasado. El segundo asiento de Red Bull para 2026 será un factor clave que podría definir no solo la temporada, sino también la historia inmediata de la escudería.