La noticia de que Franco Colapinto ocupará el lugar de Jack Doohan como piloto titular en Alpine desde el Gran Premio de Imola no solo sacudió al paddock de la Fórmula 1, sino que generó una ola de indignación en los medios australianos. El desplazamiento del joven de Gold Coast desató una reacción visceral que, más allá del análisis deportivo, expuso un dolor nacional y una clara búsqueda de culpables, encabezada por una figura histórica y polémica: Flavio Briatore.
Desde hace semanas, la prensa australiana ya venía anticipando el movimiento. “El joven de 22 años se vio obligado a soportar los constantes rumores desde el Gran Premio de apertura de la temporada en Melbourne de que el notorio asesor ejecutivo del equipo Flavio Briatore quería reemplazarlo por Franco Colapinto”, señaló el medio news.com.au, reflejando el clima de tensión que acompañó a Doohan durante sus últimas carreras.
Pero fue tras la confirmación oficial que las críticas se intensificaron. El mismo medio tituló sin rodeos: “Una segunda cabeza rueda mientras un ‘criminal’ toma el control tras el despido de Jack Doohan”. La palabra “criminal” no fue elegida al azar. El artículo cargó duramente contra Briatore: “Briatore es una figura infame en el deporte, y el hecho de verlo tomar poder en el equipo no será bien recibido por todos los comentaristas de F1”.

El repaso histórico que hicieron fue extenso, y deliberadamente lapidario. Recordaron que Briatore fue “la figura dominante del escándalo ‘Crashgate‘, que vio a su piloto Nelson Piquet estrellarse intencionalmente en el Gran Premio de Singapur 2008 para ayudar a ganar a su compañero de equipo en Renault, Fernando Alonso”. También mencionaron que “la FIA le impuso una prohibición de por vida, la cual fue eventualmente revocada por un tribunal francés”, y no dudaron en sumar otras acusaciones fuera del mundo motor: “quiebra fraudulenta y evasión fiscal”.
Pero no se detuvieron ahí. Para los medios australianos, el italiano está al mando total: “El anuncio del miércoles lo convierte en el nuevo hombre fuerte en Alpine — si es que ya no era la figura dominante manejando todo secretamente desde una distancia prudente”. Es evidente que los medios no logran digerir la salida de Doohan, y canalizan la frustración apuntando al viejo zorro de la F1. Sin embargo, lo que dejan en segundo plano —o directamente omiten— es que el rendimiento del piloto en pista distó mucho de ser convincente.
Ellos mismos lo admiten, aunque sin otorgarle demasiado peso: “Doohan no le hizo ningún favor a su carrera en la pista, chocando en tres de las cinco pistas, incluso en la primera vuelta de la carrera tanto en Melbourne como la semana pasada en Miami, además de un choque masivo en la práctica en Japón cuando intentó tomar una curva a alta velocidad con el DRS abierto”. A esto se suma un dato difícil de justificar en la máxima categoría: Doohan aún no había sumado un solo punto en la temporada y era uno de los cuatro pilotos sin haber entrado al top 10. Mientras tanto, Alpine se ubica penúltimo entre los diez equipos.
La palabra de Jack Doohan y el apoyo de un compatriota
El propio Jack Doohan, al menos en lo público, mantuvo una actitud mucho más moderada. “Obviamente, este último capítulo es duro para mí de aceptar porque, como piloto profesional, naturalmente quiero estar compitiendo. Dicho esto, agradezco la confianza y el compromiso del equipo”, expresó en el comunicado oficial. Y agregó: “Seguiré dando mis máximos esfuerzos de cualquier manera que pueda para ayudar a alcanzar los objetivos del equipo”.
También recibió el apoyo de su compatriota y líder del Mundial, Oscar Piastri, quien declaró: “Creo que si este es el fin del camino para Jack, puede estar muy orgulloso de haber llegado a la Fórmula 1. No es una tarea fácil, especialmente viniendo de Australia”.

Sin embargo, lo sentimental no reemplaza lo deportivo. En una categoría tan feroz como la Fórmula 1, los rendimientos mandan, y Alpine apuesta a conseguirlos con cambios urgentes. En ese contexto, el ingreso de Colapinto no es solo una apuesta al futuro, sino también un mensaje claro: la paciencia tiene un límite, incluso con talentos que venían siendo protegidos.
¿Es Flavio Briatore el villano que pintan los medios australianos? Para ellos, sin dudas. Para Alpine, probablemente sea la figura que mejor entiende cómo tomar decisiones incómodas con visión estratégica. La F1 no es un cuento de hadas, y Briatore lo sabe. Su regreso a la órbita de poder puede ser justo lo que un equipo en crisis necesita: alguien que no titubea ante las decisiones difíciles.
En este caso, reemplazar a Doohan por Colapinto parece más un movimiento lógico que una conspiración maquiavélica. El enojo australiano es comprensible desde el sentimiento nacional, pero insuficiente para contradecir una realidad: los números de Doohan no lo respaldaban. Y Briatore, con todos sus antecedentes, entendió que era momento de mirar hacia adelante. Mientras Australia procesa su desilusión, Argentina celebra. Y la Fórmula 1 ofrece el inicio de otro capítulo más a su particular historia.