La pesadilla de Franco Colapinto en esta temporada de Fórmula 1 ha sumado un capítulo más. Todo lo que parece poder salir mal, empeora a cada paso: la falta de encuentro con su potencial al volante, las falencias del auto de Alpine y las deficiencias del equipo francés son cada vez más evidentes. Y para colmo, cuando da un paso adelante, sufre fuego amigo: lo vivido en el Hungaroring fue otra muestra grotesca de cómo Alpine F1 Team puede convertir un domingo prometedor en un desfile de frustraciones.
El argentino había dado señales de recuperación el sábado, ganándole a Gasly y metiéndose en la Q2 desde una 14ª posición que parecía decorosa tras un viernes olvidable. Pero en la largada del GP de Hungría todo se desmoronó: sin grip, con una maniobra desprolija en la curva 2, Franco Colapinto cayó al 18° lugar en un abrir y cerrar de ojos. “No fue una mala largada en sí: no tuve nada de grip atrás y me fui afuera”, explicó resignado.
No fue un inicio que colaborara, pero si la maniobra condicionó sus opciones, su equipo se encargó de catapultarlas. Lo peor vino, otra vez, desde el box de Alpine. En dos paradas de neumáticos que rozaron lo insólito, los mecánicos de Alpine demoraron ¡11.1 y 7.2 segundos! Un hecho insólito. Mientras McLaren F1 brillaba con pit stops de 1.9s, el equipo francés ofrecía una parodia mecánica que se hizo viral al instante.
“Oh, my God”, se lo escuchó gritar a Franco Colapinto al salir del box. Y no era para menos: los errores se repitieron exactamente en la misma rueda, la trasera derecha. Desde su cámara on board se vio cómo un mecánico se agarraba la cabeza. Un papelón. Hasta Marcos Galperin, su principal sponsor, también disparó irónico en redes: “El año que viene voy a tener tiempo para ayudar a cambiarle las ruedas a Franquito un poco más rápido…”
Ni el ingeniero Stuart Barlow pudo disimular: “Perdón por eso. Mantengamos la cabeza gacha, tenemos pista libre, usemos el ritmo”, le dijo por radio, sabiendo que el daño ya estaba hecho. Franco respondió, volvió al ritmo, aguantó como pudo el asedio de un Antonelli con auto superior… pero volvió a parar en la vuelta 37 y otra vez los mecánicos lo sepultaron.
Más allá de las complicaciones, las falencias de rendimiento del Alpine A525 otra vez estuvieron a la vista de todos. Alpine era el auto más lento en pista y esto lo sufrieron tanto Franco Colapinto como Pierre Gasly, quien no tuvo ninguna chance de luchar por los puntos.
Colapinto terminó 18°, apenas por delante de su compañero de equipo, quien sufrió una penalización. En cuanto a su rendimiento personal se pudo ver un paso adelante. El ritmo era mejor que en otras fechas, incluso fue más competitivo que el del francés, pero la carrera volvió a dejar sabor amargo. Porque no se trata solo de manejar bien: los resultados en la Fórmula 1 forman parte de un todo en el que Alpine no estuvo a la altura.
“Paramos muy temprano. La primera fue 10 segundos y la segunda, nueve. Perdimos mucho tiempo. Tuve como 8 banderas azules, me pasaron dos veces varios. Una carrera para el olvido”, explotó Colapinto en la conferencia. Y remató: “No creo que teníamos tan mal ritmo, pero fue un desastre. No la ejecutamos bien. Tuvimos muchos errores: en la largada, en los pit stops mal en general. No fue un buen día”.
Ahora vendrán semanas de parate. Difícil llamarlas vacaciones para un piloto que lucha, carrera tras carrera, ante la incomodidad, la deficiencia y ahora, también, la ejecución de estrategias fallidas de Alpine F1. El A525 ya no tendrá mejoras y el panorama no promete demasiado. Pero Franco Colapinto deberá seguir luchando, porque sabe que demostrar pese a todo es la única forma de sobrevivir en un entorno tan exigente como el de la Fórmula 1.
