De Mike Hawthorn a Lewis Hamilton: el legado de los británicos en Ferrari

Por: Nicolas Gabetta

El 2025 atraviesa sus primeras horas, pero, a nivel deportivo, ya será un año que quedará marcado a fuego en la historia de la Fórmula 1. Esta será la temporada en la que el múltiple campeón mundial Lewis Hamilton pasará a vestirse de rojo para conducir por la Scuderia Ferrari. Más allá de los resultados finales, esta impensada combinación no pasará desapercibida. Por eso, en Fórmula en Tinta nos proponemos repasar la histórica y rica combinación de pilotos británicos en Ferrari.

Si bien hace más de dos décadas que no vemos a un británico completar una temporada completa de rojo, hay ciertos nombres que han dejado su huella en Maranello. Algunos fueron campeones mundiales, otros grandes protagonistas, mientras que otros han pasado sin pena ni gloria por el equipo italiano.

El primer nombre obligado en este repaso es el de Mike Hawthorn, el primer británico en ser campeón mundial. Hawthorn fue competitivo desde el principio: completó las temporadas 1953 y 1954 con Ferrari, finalizando cuarto y tercero en los respectivos campeonatos. En ese lapso disputó 16 carreras, con un total de dos triunfos y siete podios.

Después de pasar por otros equipos, regresó a Maranello para disputar una temporada completa en 1957, donde sumó dos podios. Al año siguiente, en 1958, se convirtió en campeón mundial. Es, junto a Keke Rosberg, el piloto con menos victorias en una temporada que haya logrado proclamarse campeón del mundo, con solo un triunfo, el obtenido en el Gran Premio de Francia. Tras ganar el campeonato, Hawthorn anunció su retirada del automovilismo, afectado por la cantidad de accidentes fatales que ocurrían en la categoría, con el antecedente de que dos compañeros suyos en Ferrari, Peter Collins y Luigi Musso, habían fallecido por ese motivo a mediados de la temporada. Sin embargo, tan solo tres meses después de obtener el título, Hawthorn falleció en un accidente de tráfico.

Otro de los grandes nombres que tuvo Ferrari en su historia es el de Peter Collins, quien disputó tres temporadas en Maranello, de 1956 a 1958. Fue tercero en la temporada 1956, su mejor actuación en la Fórmula 1, donde mostró un gesto muy noble al ceder en su última carrera su Ferrari a Juan Manuel Fangio para que ganase el título con la famosa frase: “Siga usted, maestro, yo tendré tiempo para ganar otros campeonatos en el futuro«.

Sumó solo dos podios en 1957 (tercer puesto) y otros dos en 1958, donde consiguió un épico triunfo en el Gran Premio de Gran Bretaña, su gran premio de casa, que sería su última victoria en la Fórmula 1. A la carrera siguiente, murió víctima de un accidente fatal en el Gran Premio de Alemania, que se disputó en Nordschleife.

Entre la década del 60 y 70, varios británicos corrieron para Ferrari, pero sin obtener resultados demasiado importantes. Entre ellos se puede destacar a Cliff Allison, quien consiguió arrancar la temporada con un podio en el Gran Premio de Argentina, pero sufrió un grave accidente que le impidió completar la temporada. También a Toni Brooks, quien consiguió dos triunfos en 1959; Derek Bell, quien compitió en solo dos carreras con Ferrari en 1968, ambas con abandonos; Mike Parkes, que en seis GP con Ferrari sumó dos podios en 1966; y Jonathan Williams, quien disputó una sola carrera con el equipo, sin lograr sumar puntos.

Surtees hizo historia al ganar la Fórmula 1 tras haberse consagrado en las dos ruedas.

Sin embargo, en este lapso el que sí logró trascendencia fue John Surtees, quien llegaba de ser múltiple campeón del Mundial de Motociclismo y demostró su talento en la Fórmula 1. Llegó a Ferrari en 1963, donde finalizó la temporada con un triunfo. Un año más tarde, en 1964, se convertiría en campeón mundial tras ganarle un campeonato muy apretado a Graham Hill y Jim Clark. Compitió con la Scudería hasta 1966, año en que obtendría otro subcampeonato.

Los británicos en Ferrari a partir de los 90

Años más tarde, llegaría el turno de Nigel Mansell. El británico, quien llegó a la Scudería para competir en dos temporadas, se convirtió en el último piloto elegido personalmente por Enzo Ferrari. Debutó con un triunfo en Brasil en 1989, pero cuatro abandonos consecutivos y una descalificación dilapidaron sus chances de pelear por el título. A pesar de ello, consiguió cinco podios consecutivos entre Francia y Bélgica, con un épico triunfo en Hungaroring en el medio, para culminar la temporada en cuarto lugar.

En su segundo año sería compañero de Alain Prost, quien llegaba como campeón mundial proveniente de McLaren, y sería el francés quien tomaría las riendas como líder del equipo. Mansell solo sumó un triunfo en toda la temporada 1990, en Portugal, para culminar en quinto lugar con cinco podios. Finalmente, dejó Ferrari para regresar a Williams, donde sería campeón dos años más tarde.

Mansell, uno de los británicos que logró ganar con el equipo de Maranello.

El último nombre en completar una temporada completa con Ferrari fue Eddie Irvine. Llegó en 1996 y debutó con un podio en Australia, aunque sería el único de la temporada, en la que finalizó en la décima posición tras sufrir once abandonos. En 1997 y 1998, sus resultados mejoraron drásticamente, consiguiendo 13 podios entre ambas temporadas, aunque sin victorias.

En 1999, el piloto oriundo de Irlanda del Norte se convirtió en protagonista, con cuatro triunfos, y tras el accidente de Michael Schumacher, se convirtió en aspirante al título, que terminó perdiendo con Mika Häkkinen en la última carrera de la temporada. Luego de esa campaña, dejó Ferrari para finalizar su carrera en Jaguar.

Más de dos décadas tendrían que pasar para que la bandera británica vuelva a ondear con el cavallino rampante. Fue casi de forma casual, cuando Carlos Sainz sufrió una apendicitis y fue reemplazado por Ollie Bearman, joven piloto de la Academia Ferrari, quien estaba en Arabia Saudita para correr en Fórmula 2. Allí, Bearman tuvo una destacada actuación, finalizando en séptimo lugar casi sin preparación, sellando un fin de semana impecable. Este desempeño lo posicionó como un firme candidato a futuro para la Scuderia.

Pero el presente se llama Lewis Hamilton. Tras más de una década como piloto de Mercedes, el siete veces campeón mundial llega a Ferrari con el sueño de vestir de rojo en el final de su carrera, con la ambición de conquistar un título más que lo convierta en el máximo ganador de la historia de la Fórmula 1. A sus 40 años, su nivel y la forma en que abordará este nuevo desafío son una incógnita, pero lo que está claro es que su llegada marcará una nueva etapa en la histórica relación entre los británicos y Ferrari.

El legado de los pilotos británicos en Ferrari es una historia de éxitos, tragedias, gestos de caballerosidad y talento innegable. Desde Hawthorn y Collins hasta Hamilton, pasando por Mansell e Irvine, los británicos han dejado una huella imborrable en la Scuderia, transformando cada capítulo en una pieza clave en la rica historia del equipo. Ahora, con la llegada de Hamilton, se abre un nuevo capítulo en esta saga. El futuro de Ferrari y la Fórmula 1 podría estar más que nunca en manos británicas, y la emoción de la temporada 2025 será solo el principio de una nueva era para los tifosi y para el automovilismo mundial.

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