Williams es la representación de la esencia misma de la Fórmula 1. Desde su origen hasta la actualidad, la escudería es un símbolo de resiliencia, gloria y legado. Fue el sueño de Frank Williams, un hombre que se lanzó a la osadía de desafiar a los gigantes y que así construyó una dinastía que marcó la historia con títulos, innovación y leyendas. Pero los años conllevaron una caída estrepitosa y el equipo deambuló durante varias temporadas en una crisis de competitividad que parecía no tener fin. Sin embargo, el trabajo de James Vowles empieza a denotar que ya existen redes sólidas que invitan a creer en un próspero futuro inmediato para la icónica escudería de Grove.
Pocos equipos en la historia de la Fórmula 1 representan tan fielmente la mística del automovilismo como Williams. Fundado en 1977 por Frank Williams y Patrick Head, el equipo británico marcó una era en las décadas de los 80 y 90 con un total de nueve títulos de constructores y siete de pilotos, cosechados por leyendas como Nigel Mansell, Damon Hill y Alain Prost. Así, logró imponer su impronta ante gigantes del automovilismo mundial.
Sin embargo, la gloria no fue eterna. La competitividad fue mermando con el correr de tiempo y los títulos comenzaron a escasear. Esto se hizo evidente a partir de 2005, cuando la escudería entró en una pendiente descendente que se hizo aún más evidente con el cambio generacional. Claire Williams, hija de Frank, asumió el liderazgo en medio de un contexto difícil, sin recursos suficientes y con una estructura cada vez más desactualizada. Y no pudo torcer una lógica que arrastraba al equipo hacia una crisis sin precedentes.
Las temporadas 2014 y 2015 fueron un oasis en el desierto. La abismal diferencia que marcaba el motor Mercedes le permitió al equipo ser muy competitivo, sumar algunos puntos y terminar tercero en la temporada. Pero a partir de que las distancias en la unidad de potencia se achicaban, el rendimiento fue cayendo de forma abrupta. El punto más bajo llegó entre 2018 y 2020, con temporadas donde Williams cerró el campeonato último y sin puntos, inmerso en una crisis deportiva y económica.
El golpe final llegó en 2020. Sin sponsors sólidos y con pérdidas millonarias, el equipo fue puesto en venta. En agosto de ese año, Dorilton Capital adquirió Williams por cerca de 152 millones de euros, comprometiéndose a mantener la sede en Grove y respetar la herencia del equipo. Claire dio un paso al costado, y por primera vez en su historia, Williams quedó fuera del control familiar.
La llegada de James Vowles, clave en la reconstrucción de Williams
El camino hacia la reconstrucción no fue inmediato. Durante 2021 y 2022, el equipo aún navegaba en el fondo de la parrilla, con una dirección que intentaba ordenar la casa sin lograr resultados visibles. Fue entonces cuando apareció el nombre clave en esta historia: James Vowles. Ex jefe de estrategia de Mercedes, Vowles llegó a Grove en enero de 2023 con una misión ambiciosa: transformar a Williams desde las bases.
El diagnóstico fue brutal: infraestructuras obsoletas, cultura interna débil, falta de procesos modernos. Vowles no prometió milagros, pero sí un camino. Reforzó todas las áreas técnicas y deportivas, amplió la plantilla de 700 a 1.100 empleados, y articuló una filosofía clara: aprender del error, compartir el conocimiento y volver a ser una escudería ganadora.

Además de reorganizar la estructura humana y técnica, James Vowles se abocó a modernizar la infraestructura del equipo, identificando como prioridad la actualización del túnel de viento, que databa de hace más de dos décadas. Invirtió en nuevos simuladores, mejoró los sistemas de análisis de datos y redefinió la metodología de desarrollo aerodinámico.
En ese sentido, introdujo prácticas más eficientes en la toma de decisiones, impulsó una cultura de trabajo transversal entre departamentos, y, sobre todo, rompió con la vieja política de compartimentos estancos que frenaba la innovación. En definitiva, sentó las bases de un equipo moderno, profesional y cohesionado, capaz de afrontar con seriedad un proyecto de alto rendimiento a largo plazo.
Los resultados fueron inmediatos. El equipo, que había terminado último en cuatro de los últimos cinco campeonatos y para el que sumar se había transformado en una hazaña, avanzó hacia el séptimo lugar en esa temporada, mostrando grandes señales de competitividad. Además, acertó con decisiones como la de promover a Franco Colapinto, le hizo frente a un enorme condicionante como fueron los grandes accidentes de sus pilotos con el límite presupuestario en 2024 y logró seducir a Carlos Sainz para que se sumara al proyecto.
Uno de los pilares fue la decisión estratégica de sacrificar el desarrollo de 2025 para enfocarse de lleno en 2026, cuando llegarán las nuevas regulaciones. Con más horas de túnel de viento y simulación CFD gracias al reglamento deportivo, Williams decidió empezar antes que nadie el trabajo de diseño para su monoplaza del futuro. Vowles lo define como “una hoja en blanco” con la que se busca dar el gran salto competitivo.

Mientras tanto, la competitividad ha seguido progresando. En 2025, el equipo marcha quinto en el campeonato de constructores, sumando más puntos que en las últimas tres temporadas combinadas. Con Alex Albon como figura y la llegada de Carlos Sainz, Williams logró una alineación de pilotos experimentada y competitiva que refuerza su ambición a mediano plazo. Incluso George Russell vaticinó públicamente que Williams podría ser la gran sorpresa y posible referencia en la nueva era de la Fórmula 1.
La firma de renovación de Vowles con un contrato a largo plazo es una señal de estabilidad que genera mucho entusiasmo. El líder del nuevo amanecer de la escudería aseguró que no está en Grove “para terminar cuarto, ni tercero”, sino para “luchar por el campeonato mundial”. Y aunque admite que todavía están lejos de Mercedes o Red Bull en distintas áreas, cree que en los próximos tres años Williams puede volver al lugar que alguna vez supo ocupar.

La inversión de Dorilton Capital, estimada en más de 500 millones de euros desde la compra, sumada a una gestión técnica coherente y moderna, ha puesto al equipo en un lugar de crecimiento real. Las comparaciones con McLaren son inevitables: ambos emprendieron reconstrucciones similares con una mirada a largo plazo, y Williams hoy sigue ese mismo camino, con cinco años de diferencia.
Así, tras tocar fondo, Williams vuelve a mirar hacia el futuro con mucha ilusión. La historia gloriosa, el sufrimiento reciente y la reconstrucción actual se combinan en una narrativa poderosa. Ya no es solo nostalgia: ahora hay proyecto, estructura y objetivos. James Vowles es el nuevo arquitecto de Grove, y en sus manos está el sueño de devolverle a Williams la posibilidad de reclamar por el lugar que durante tantos años ha ocupado: la cima de la Fórmula 1.