Red Bull: la reconstrucción después de la tormenta

Por: Redacción

Lo que parecía un nuevo año a transitar en velocidad crucero y de manera estable hacia la concreción de los campeonatos mundiales, se transformó en un 2024 cargado de turbulencia y encontronazos dentro del equipo Red Bull. Eventos muy particulares pusieron en jaque su completa estructura y, pese a que sufrió ciertos daños colaterales irreparables, fue encontrando cierta estabilidad con el correr del tiempo. Finalmente, lograran salvar los dos aspectos que más anhelaban: la permanencia de Max Verstappen y el título de pilotos.

Christian Horner reveló que fue un año “agotador”, haciendo referencia directa al calendario de las 24 carreras. A ese trajín poco habitual hay que sumarle las incontables cantidades de tramas internas que se vivieron en Milton Keynes, lo que implicó un nivel de desgaste enorme para el equipo que era amo y dominador de la Fórmula 1.

El propio Horner fue el gran protagonista del primer escándalo del año, que estalló por acusaciones hacia su comportamiento y derivó en que la parte austríaca del equipo presionara por su salida, inclusive con las propias palabras de Jos Verstappen, el padre del actual tetracampeón mundial. Sin embargo, el apoyo incondicional del principal accionista tailandés, Chalerm Yoovidhya, le otorgó la permanencia en su puesto y revalidó su imagen de líder y constructor del equipo.

De igual manera, estos encontronazos derivaron en focos de incendio que debió ocuparse de resolver y que, en algunos casos, ya parecían causas perdidas. Uno de ellos fue la pérdida invaluable de Adrian Newey, como también de Jonathan Whitley, que anunciaron sus salidas y obligaron programar una reestructuración interna. No hubo búsqueda externa, sino que apostaron a promover sus propios nombres. No obstante, todavía debían lidiar con la amenaza de que se fuera Max Verstappen y con la inestabilidad del RB20, que advertía ante la posibilidad concreta de perder ambos campeonatos.

Helmut Marko y Max Verstappen.
El vínculo entre Marko y Verstappen sostuvo al campeón en el equipo.

El talento del campeón mundial supo imponerse a todo. A un auto que no le otorgaba el rendimiento esperado, un compañero que estaba lejos y a las guerras internas que sacudían al equipo, mientras él sacaba a relucir todo su arsenal de recursos para imponerse en pista ante Lando Norris y un Mclaren que lucía cada vez más amenazante.

Por otro lado, la explosión interna sacó a relucir los desencuentros entre Horner y Marko, que ya eran evidentes desde finales de 2023, donde se notaba que el británico estaba acaparando mayor poder de decisión en el equipo al mantener a Daniel Ricciardo y Sergio Pérez en sus lugares, evitando promocionar a nombres como el de Liam Lawson, que contaban con el aval y el impulso del programa de formación de pilotos del Doctor.

Por eso, no debió sorprender que, en los momentos de mayor inestabilidad del equipo, Horner optara por mantener la estructura al garantizarle un nuevo contrato a Checo, pese a que las primeras señales de problemas de rendimiento e incomodidad con el monoplaza ya eran más que evidentes. Esta decisión, a posteriori, terminó derivando en un desembolso para romper el acuerdo.

A la vez, la renovación de Yuki Tsunoda, el protegido de Honda, también fue una señal contundente. No por el rendimiento del japonés, que estaba siendo relativamente sólido, sino porque eso implicaría un quinto año dentro de Racing Bulls, algo completamente inusual para un equipo destinado a promover los talentos jóvenes.

Marko garantiza su continuidad y le da su impronta a Red Bull

No obstante, desde el directorio de las bebidas energéticas apuntaron a minimizar daños. Marko tenía una cláusula particular en su contrato, en la que se establecía que si dejaba Red Bull Racing, Max Verstappen también podría hacerlo, y el campeón mundial no dudó en declarar públicamente toda su lealtad hacia él, mientras Toto Wolff merodeaba las aguas con el objetivo de llevarse a Mercedes el talento que una vez le fue arrebatado.

Por eso, se renovó el contrato de Helmut Marko y posteriormente, el propio Verstappen anunció su permanencia en el equipo. Sin embargo, esto derivaría en una mayor injerencia de la toma de decisiones: la prevalencia y el gran nivel de incidencia de la Academia Red Bull en la próxima temporada.

Lawson y Marko
Con el apoyo de Marko, Lawson fue promovido a Red Bull.

Con el correr del tiempo, los elegidos de Horner fueron perdiendo su lugar uno a uno. El primero fue Ricciardo, en desmedro de Liam Lawson, que fue promovido a mitad de temporada. Luego salió Pérez, lo que implicó que la opción favorita de Marko sea confirmada al primer equipo para 2025, aunque sin la experiencia de preparación que al austríaco le hubiera gustado.

Al mismo tiempo, Isak Hadjar, a quien el doctor elogió durante todo el año, fue quien ganó su lugar en el equipo de Racing Bulls luego de obtener el subcampeonato de la Fórmula 2, lo que implicó otra victoria para Marko ante la posibilidad del arribo de nombres externos. Sin duda, son señales claras de que su permanencia en el equipo no es una simple cuestión de imagen.

El 2025 estará cargado de desafíos y competitividad para el equipo Red Bull. Por primera vez en mucho tiempo, la Academia de pilotos habrá sido artífice de las cuatro butacas con las que cuenta el equipo en la Fórmula 1, mientras Marko ya avisa que Arvid Lindblad cuenta con las condiciones suficientes para ser promovido de cara a 2026. En los momentos de mayor incertidumbre, en Milton Keynes apelaron a su propia identidad para salir a flote.

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