La Fórmula 1 suele dar giros drásticos, sobre todo cuando se trata del mundo Red Bull. Yuki Tsunoda ascenderá al equipo principal en desmedro de Liam Lawson luego de solamente dos carreras. Una prueba más de lo desorientados que están en Milton Keynes y de la búsqueda de soluciones rápidas a un problema que ellos mismos han creado, mientras siguen utilizando a los integrantes de su Academia de Pilotos como fusibles que pueden descartar en cualquier momento.
La paradoja es que el dilema entre Yuki Tsunoda y Liam Lawson se presentó hace solamente dos meses. A la vista del mundo, el piloto japonés había conseguido mejores resultados y logrado extraer más rendimiento del Racing Bulls. Lo había hecho contra Nyck De Vries, contra Daniel Ricciardo y, luego, ante el joven neozelandés. Con cuatro temporadas de experiencia, parecía un número puesto para ascender al equipo principal.

Sin embargo, hubo dos factores que le jugaron en contra. El primero es que la alianza de Red Bull y Honda (su principal impulsor) se acabaría a finales de esta temporada. El segundo, es que su primera impresión en la Fórmula 1 no había sido buena, ya que la diferencia con Pierre Gasly fue enorme. Por eso, en Milton Keynes consideraban que la proyección y la fortaleza mental de Lawson podía marcar la diferencia.
Lo que nunca consideraron es que el neozelandés tenía solamente once carreras en su haber. Ni siquiera Max Verstappen llegó a Red Bull con tan poco rodaje y al holandés también le costó su adaptación: si bien logró ganar en su primera carrera, fue derrotado por Daniel Ricciardo en los dos primeros años, cometió errores y tuvo accidentes. Algo normal en un piloto joven que se está formando y que necesitaba Liam Lawson, quien compitió las dos carreras en dos circuitos que no conocía.
El tiempo que tuvo Max, nadie más lo tuvo en Red Bull. La política de “el talento paga inmediatamente” ha incinerado a grandes talentos. La prueba es contundente: Pierre Gasly, Alex Albon y Carlos Sainz han logrado prosperar en otros equipos. Es cierto, ninguno es Verstappen, pero si en el equipo de las bebidas energéticas piensan descartar al que no brinde ese diferencial tan grande con un auto difícil y con menos tiempo de preparación de la que tuvo el hijo de Jos, están realmente perdidos.

Lo increíble es que no se haya visualizado que todos los grandes pilotos tuvieron una temporada de preparación: Charles Leclerc tuvo un año en Sauber, que comenzó con errores y hubiera sido un sacrilegio descartarlo tras dos carreras malas. George Russell esperó años enteros en Williams para alcanzar la madurez que lo depositó en Mercedes. Lando Norris pasó dos años a la sombra de Carlos Sainz en McLaren. Y así se pueden mencionar mil casos, porque lo habitual es que el rodaje y la experiencia te hacen sacar el potencial. Casos como el de Lewis Hamilton en 2007 son, realmente, muy excepcionales.
De movida, Red Bull ha aceptado el error. Debió ascender a Yuki Tsunoda para comienzos de 2025 y haberle dado más rodaje a Liam Lawson para encontrar su potencial. Lo ha hecho tarde, condenando al neozelandés a poner en práctica su fortaleza mental: deberá responder de inmediato como lo hizo Pierre Gasly, porque sino su futuro en la Fórmula 1 puede llegar a comenzar a desmoronarse de a poco.
Yuki Tsunoda tiene todo para ganar en Red Bull
El destino ha conspirado a favor del nipón. El hecho de no haber sido promovido en 2024 parecía dejarlo estancado y con fecha de vencimiento. El hecho de que Honda se vaya a Aston Martin lo dejaba sin un apoyo fundamental para seguir en la Fórmula 1, ya que Red Bull no lo consideraba y en el equipo británico sería difícil hallar un hueco para él con dos pesos de tanta relevancia como Fernando Alonso y Lance Stroll.
Además, con el resto de la parrilla bastante afianzada para 2026, su rumbo parecía trunco y la decisión de dejar pasar otras ofertas (como la que tuvo para unirse a Haas) se percibían un error. Sin embargo, obtiene lo que tanto anheló y en el momento adecuado.
¿Por qué es mejor ahora y no en diciembre? Porque Liam Lawson fue una prueba más de que el auto es el problema. Lo padeció Checo Pérez durante años. Max Verstappen lo repite todo el tiempo, pero en Milton Keynes parecen no querer escuchar. Entonces, no sería una condena tan grande que Yuki Tsunoda no responda con Red Bull, ya que lo normal es no hacerlo.

Sin embargo, si el japonés logra adaptarse a las demandas del RB21 y estar más cerca de Max Verstappen habrá conseguido una gran victoria, que indefectiblemente le abrirán las puertas a su continuidad en la Fórmula 1, algo que parecía sentenciado pese a sus muy buenos rendimientos en las últimas dos temporadas.
La clave pasa por una fortaleza innata del japonés: responder a una vuelta. Yuki Tsunoda le había ganado a Lawson a una vuelta de manera contundente y ha metido al Racing Bulls en todas las Q3 que disputó este año. Si logra replicar esta gran virtud con un Red Bull, la mitad del trabajo estará hecho, porque no deberá presionar los neumáticos o arriesgar en pos de una remontada. Solamente tendrá que conseguir una ventana de rendimiento con el RB21 que le permita mantenerse en la zona de puntos, y eso será suficiente.
La vara que le dejó Lawson está en el subsuelo. Será difícil no mejorar ese último lugar que padeció en las dos primeras clasificaciones de la temporada. Además, lo hará en un circuito como Suzuka, que conoce bien y donde es local. Con el apoyo de Honda y a la vista del mundo. Más allá de las particulares circunstancias, Yuki Tsunoda está ante la gran chance de su carrera y afrontará un desafío tan complicado como atractivo: intentar rendir donde nadie más pudo. Hoy, el viento sopla a su favor.
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