Marcharse a tiempo: la contracara de la fría despedida de Checo Pérez de Red Bull

Por: Nicolas Gabetta

Una sabia reflexión alega que la clave en la vida es saber marcharse a tiempo. De un vínculo que no funciona, de una relación que sufrió un gran desgaste, de un proyecto que empieza a desmoronarse y de un lugar donde uno ya no disfruta, donde no se siente valorado. La realidad fuerza a Checo Pérez a separar su camino con Red Bull. No de la forma que le hubiera gustado, pero sí de la que fue estrictamente necesaria.

Quizás tuvo que haber sido antes, para aprovechar la escapatoria a puertas abiertas hacia equipos que hubieran estado deseosos de contar con la experiencia, el talento y los aportes externos que genera el mexicano. Pero la realidad marca que los guerreros batallan hasta el final, hasta en las guerras que parecen perdidas, y el piloto número 11 no fue la excepción.

Checo Pérez.
Checo consiguió cinco de sus seis triunfos con Red Bull.

Resulta difícil explicar la temporada 2024. El sólido inicio de Red Bull comenzó a desmoronarse con guerras internas, salidas de referentes claves y un auto indescifrable para cualquiera, salvo para Max Verstappen, que consiguió su cuarta corona mundial superando cualquier adversidad y con un rendimiento que expuso, de manera muy evidente, los errores o la falta de ritmo de Checo Pérez.

El campeón del mundo se siente cómodo trabajando con el tapatío y lo deja en claro cada vez que tiene un micrófono enfrente. Fue él quien lo calificó como “leyenda” por la destacada defensa ante Lewis Hamilton en Abu Dabi y quien, tras la última carrera del año, argumentó: «Teníamos un auto muy difícil, se puede señalar eso. Por supuesto que no quiero criticarlo en absoluto. Es mi compañero de equipo, me llevo muy bien con él. Pero también puedo decir claramente que no todo fue culpa suya por cómo fueron las cosas».

Mantener al campeón tranquilo en un entorno turbulento y darle confianza a Checo fue lo que motivó la temprana renovación del subcampeón mundial de 2023. El plan de Christian Horner no funcionó, ya que la falta de rendimiento e inestabilidad del auto seguía siendo evidente. Pero tampoco funcionaron sus planes alternativos, como por ejemplo el regreso de Daniel Ricciardo, una figura a quien expulsaron a mitad de temporada sin darle demasiadas explicaciones.

Un entorno difícil para Checo Pérez

Exceptuando algunos momentos de Checo Pérez, quien manejó un auto dominante que maquilló una gran diferencia de rendimiento con Verstappen, nadie más le funcionó a Red Bull, un equipo hecho a imagen y semejanza del actual campeón mundial. Hasta se dieron el gusto de descartar nombres del calibre de Carlos Sainz, Pierre Gasly y Alex Albon. Estos últimos dos, víctimas de un sistema que los promovió cuando aún tenían un proceso de maduración por delante. Y lo mismo puede pasar con Liam Lawson, que tiene solo once carreras en su haber.

Al ex piloto de Racing Bulls tampoco lo escucharon. Alegó problemas desde España 2023, pero dicho por el propio Horner, no le hicieron caso, lo que evidencia que nunca fue una prioridad dentro del equipo. Fue llamativo como pasó de ganar dos de las primeras cuatro primeras carreras con una muestra de autoridad notable a terminar el año con la mayor diferencia de puntos de un campeón con su compañero. Perder ante Verstappen en Miami habiendo largado en pole, y con el holandés ocho posiciones atrás, fue todo un síntoma de lo que vendría.

Checo Pérez en México.
Subir al podio en México, uno de los grandes hitos de Checo Pérez.

El final fue una caída en picado de la que resultó imposible salir y tanto la falta de feeling con el box como las critícias de Helmut Marko no hicieron más que agravar el proceso para darle un final indeseado, pero necesario. Tal vez, haya sido el momento perfecto para él. Ahora, Red Bull es un equipo que debe arreglárselas sin Adrian Newey, quizás el pilar más importante de su historia. Una escudería que admitió que en 2024 siguió un concepto errático, donde la guerra interna parece atravesar un impass y que tendrá un segundo piloto muy poco probado. Para colmo, el cambio reglamentario de 2026 perfila a otros equipos motoristas como claros candidatos a arrebatarle el dominio.

El tiempo es sabio y la retrospectiva responde casi todas las respuestas. Checo Pérez se marcha con un subcampeonato en el bolsillo, dos títulos de constructores y la posibilidad de haber llevado la bandera mexicana a lo más alto del podio, algo que jamás le podrá ser arrebatado.

También significa fin de un trabajo loable en beneficio de un tetracampeón mundial, pero el fin de una etapa que no deja tiempo para remordimientos. Sobre todo, cuando alegó haberse quedado “con la tranquilidad de haber hecho todo lo posible”. Llegó hora de mirar hacia adelante, volver a abrir puertas y demostrar que su historia todavía tiene varios capítulos por escribir.

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