Luca de Meo deja Renault: una salida que sacude a Alpine en un momento trascendental

Por: Nicolas Gabetta

«Hay que dejar de correr tras el volumen y empezar a correr tras el valor«. La filosofía de Luca de Meo, quien asumió como CEO del Grupo Renault en 2020, fue puesta en práctica a nivel personal. Este domingo, el arquitecto de la transformación de la marca francesa anunció que dejará su cargo para convertirse en el nuevo director general de Kering. Todo un movimiento sísmico que se dio en el mismo momento en el que se disputaba el Gran Premio de Canadá, y que abre un nuevo panorama que deja muchas más preguntas que respuestas en el ya movilizado ecosistema Alpine.

La estabilidad no ha sido precisamente una virtud dentro de Renault desde que oficializó su regreso a la Fórmula 1. Su idea de “proyecto ganador” se fue convirtiendo en una utopía que no conducía a ningún lado y, en la última década, los cargos ejecutivos se fueron cayendo uno tras otro como si de piezas de dominó se tratara. Sin ir más lejos, en el último mes se despidió Oliver Oakes y, ahora, llegó el turno del CEO Luca de Meo.

Esta decisión marca el fin de una era para Renault. Durante sus cinco años al frente del grupo automotriz, de Meo impulsó una reestructuración profunda que combinó racionalidad industrial con ambición estratégica. Bajo su liderazgo, la marca apuntó a reposicionarse en el mercado con una gama renovada, el desarrollo de tecnologías híbridas y una clara orientación hacia la electrificación. Sin embargo, el ejecutivo italiano optó por abandonar el sector automotor para abrazar un nuevo desafío en el mundo del lujo, donde reemplazará a François-Henri Pinault como CEO de Kering.

El impacto no es solo comercial, también da de lleno en lo deportivo. Si su gestión transformó a Renault, su legado más visible es el de haber reconvertido Renault Sport en Alpine, tanto en su división de autos deportivos como en la Fórmula 1. La marca de nicho se convirtió en el eje de su visión: construir valor, deseabilidad y exclusividad desde otro punto de partida.

Fue de Meo quien decidió en 2021 que Renault desapareciera de la Fórmula 1 y que la escudería pasara a llamarse Alpine F1 Team, con motores construidos en Viry-Châtillon y una estética radicalmente distinta. En palabras del propio CEO, Alpine debía ser «la Ferrari francesa«.

No obstante, la ejecución de esa visión no fue ajena a la continuidad de problemas estructurales y recursos desperdiciados: la era estuvo plagada de turbulencias y escasa de resultados. En la pista, Alpine jamás logró el despegue que tanto anhelaba: su única victoria en esta era fue en Hungría 2021 en el marco de una carrera atípica. Con el correr del tiempo, la competitividad no apareció, y la situación empeoró cada vez más. Sin ir más lejos, hoy Alpine marcha último en el Campeonato de Constructores.

En lo institucional, la inestabilidad fue constante: en apenas cuatro años, el equipo cambió de jefe en múltiples ocasiones, desde Cyril Abiteboul hasta Otmar Szafnauer, Bruno Famin, Oliver Oakes y, más recientemente, el regreso de Flavio Briatore como asesor ejecutivo y figura dominante del proyecto, cobrando mayor preponderancia luego de la salida del ex líder de Hitech.

Fue de Meo quien llamó a Briatore en 2023 para reordenar el caos y encontrar un rumbo claro. El italiano no dudó en tomar una decisión tan radical como impensada: el equipo apostó por dejar de ser fabricante y pasará a ser cliente de Mercedes a partir de 2026, lo que no solamente dejaba en claro la poca confianza del “Padrino” en el proyecto del nuevo motor, sino que también ponía sobre la mesa lo que podía ser el primer paso hacia la revaluación de la escudería y una posible venta. A partir de esta decisión y desde la partida de Oakes, Briatore está ahora más expuesto: es la cara visible y mayor referente del proyecto deportivo.

El impacto de la salida de Luca de Meo en plena reconfiguración

El golpe lleva a una reestructuración que abre interrogantes en todo sentido y los pilotos de la escudería no son ajenos. Pierre Gasly, la figura principal del equipo, reconoció que lo entristeció enterarse de la salida de quien lo trajo a la escudería. Luca de Meo apostó por él en esa cruzada francesa de 2021 y fue quien lo sacó del mundo Red Bull para juntarlo con Esteban Ocon. Además, lo mantuvo como referencia de la escudería en todo momento.

Al mismo tiempo, también fue quien avaló la decisión de Briatore de apostar por Franco Colapinto, cuya llegada fue consecuencia de una erogación hacia Williams. En teoría, su situación particular del argentino no debería cambiar siempre que el italiano se encuentre en un lugar de decisión, ni la escudería se ponga en venta. Si encuentra el rendimiento en pista, si logra seguir avanzando como lo hizo este fin de semana en Canadá, no habrá disyuntivas con su butaca. Pero no es ajeno a la realidad que indica que en la Fórmula 1 se rinde un examen en cada carrera.

La llegada de Colapinto a Alpine tuvo el aval del CEO italiano.

La partida de Luca de Meo, efectiva el 15 de julio, se produce justo cuando el equipo atraviesa una transición hacia el desafío de ganar competitividad de 2026, cuando viene de sufrir cambios jerárquicos y también de pilotos. Es un equipo que acarrea años con una cadena de decisiones que nunca han producido el resultado deseado. La gran prueba final será preparar un escenario más sólido para competir el próximo año, cuando el cambio reglamentario ofrezca una oportunidad que partirá con un cimiento sólido: el motor Mercedes.

Las semanas que vienen serán vitales. Todo indica que Briatore volverá a su rol original y el equipo tendrá un nuevo team manager. El apuntado por el italiano es Steve Nielsen, ex director deportivo de la FIA, quien aparece como el máximo favorito para liderar el equipo tras la salida de Oakes. Nielsen asumiría todas las tareas operativas y reportaría a Flavio Briatore, quien es responsable del equipo de Fórmula 1 y de su orientación estratégica.

En cuanto a de Meo, el consejo de administración de Renault ya ha iniciado el proceso de sucesión, pero el interrogante mayor recae sobre qué rumbo tomará Alpine sin el máximo creador e impulsor de su nuevo proyecto. Quién será el nombre elegido y qué idea tendrá sobre el proyecto deportivo, algo que Luca había decidido trasladar directamente a Briatore. Deberá evaluar si la presencia de Alpine en la Máxima Categoría pero sin la incidencia de Viry-Châtillon tiene realmente algún sentido.

Luca de Meo decidió irse en un momento inoportuno para el presente deportivo en Alpine, y ahora Renault deberá sumar una pieza vital a la vigente reestructuración. A nivel personal, dejó atrás un desafío al que le había puesto la piedra fundacional y que, a nivel competitivo, entraba en una fase crucial para definir su relanzamiento aspiracional en la Fórmula 1. Claramente, su apuesta por la búsqueda del valor sigue en pie, pero no será en la pista donde intente validarla.

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