La historia ha dado un vuelco impensado para ofrecerle a la Fórmula 1 un capítulo que pocos esperaban ver, pero que casi todos anhelaban. Lewis Hamilton ya se viste de rojo y conduce para Ferrari. Ahora, el británico buscará conquistar su octava corona y convertirse en el máximo ganador de la historia de la categoría. Pero, ¿es una posibilidad concreta o solo un sueño casi imposible de materializar?
Como primera medida, vale resaltar que Lewis Hamilton es el máximo ganador de la historia de la categoría junto a Michael Schumacher. Esto debería ser prueba suficiente para posicionarlo como el indicado para afrontar cualquier reto, ya que ha demostrado con creces su talento y su capacidad para rendir a un nivel excepcional. Es un piloto aguerrido, capaz de tomar decisiones acertadas en momentos trascendentes.
Sin embargo, es justo decir que este es un reto de una dificultad muy elevada, quizás el desafío más grande de su carrera. En primer lugar, porque llega a un equipo nuevo, con una metodología de trabajo distinta a la que está acostumbrado y con un monoplaza que, desde el estilo de manejo hasta el motor, le resultará completamente nuevo.
A esta adaptación se suman ciertas especulaciones sobre su edad. Si bien hay pilotos como Fernando Alonso que siguen rindiendo a gran nivel con una edad avanzada, lo cierto es que a Lewis Hamilton le costó en dos de las últimas tres temporadas ante el joven talento George Russell, una diferencia que se ha notado, sobre todo, en la clasificación.
Si bien la motivación es distinta, ya que la posibilidad que Mercedes le otorgaba para pelear era limitada, tampoco se puede negar que Russell ha sido más regular y certero que Hamilton en los últimos años. Además, el múltiple campeón mundial cumplió 40 años el pasado 7 de enero.
Ahora, además, deberá enfrentarse a Charles Leclerc, con todo lo que eso significa. El monegasco no solo es el chico mimado de la casa en Ferrari, sino que también ha demostrado un altísimo nivel en las últimas temporadas. Si no ha podido pelear por el campeonato, ha sido, justamente, porque Ferrari no le ha dado las herramientas necesarias para conseguirlo.
En ese sentido, vale la pena recordar que Ferrari lleva casi dos décadas sin ganar el título de pilotos, ya que la última consagración data de 2007, lo que evidencia la enorme dificultad que han tenido para mantenerse competitivos. Esto se ha reflejado en los últimos años, donde, salvo contadas excepciones, ni siquiera han podido luchar por el campeonato.
Las sensaciones para 2025 son distintas y el cierre del año pasado ofrece una nueva perspectiva. Ferrari invita a soñar, y Lewis Hamilton quiere convertir ese sueño en realidad. Lo cierto es que no será fácil: cada uno de estos factores será un obstáculo más que el británico deberá superar para convertirse en el máximo ganador de la historia vestido de rojo. Un verdadero desafío digno de una leyenda del automovilismo mundial.
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