Una década después de su feroz aparición, Kevin Magnussen le dice adiós a la Fórmula 1 y todo parece indicar que será de forma definitiva. Haas decidió optar por renovar su alineación de manera completa y no hubo un sitio en el Gran Circo que lograra seducir al danés, por lo que su camino se centrará principalmente en otras categorías. De esta manera, cierra una etapa que lo caracterizó por liderar un equipo incapaz de pelear por cosas importantes y por la rudeza que mostró en pista, más que por los resultados que llegó a cosechar.
La irrupción del danés en la Máxima Categoría estuvo cargada de expectativa. Mclaren apostó por él cuando era un joven de 21 años que había ganado la Fórmula Renault 3.5 por encima del otro talento de su Academia de Pilotos, Stoffel Vandoorne. Tras este logro, fue confirmado como compañero de equipo del campeón mundial Jenson Button para la temporada 2014, buscando, de alguna forma, emular la historia que el equipo británico construyó con Lewis Hamilton.
Su comienzo fue brutal. En tan solo una carrera, llevó al equipo de Woking al podio de Melbourne con una P3 que finalmente sería P2 por la descalificación de Daniel Ricciardo, logrando llevarse todos los flashes de la carrera y teniendo un rendimiento superior al del propio Button. “Realmente pensé que la batalla por el título mundial estaba abierta, en mi primer año”, confesó Kevin Magnussen sobre ese podio, que finalmente sería el único de su carrera.

Básicamente, el rendimiento del auto no estaba a la altura de sus aspiraciones y su nivel, tampoco. No solamente que el hijo de Jan no volvería a repetir ese resultado durante la temporada, sino que su irregularidad y falta de resultados lo llevarían a la undécima colocación del campeonato de pilotos, con Button cosechando más del doble de puntos. Por eso, con la llegada del proyecto de Mclaren-Honda junto con Fernando Alonso, en Woking apostaron por la continuidad de Jenson y dejar a Magnussen como piloto reserva.
Sin embargo, las puertas se le abrieron de manera inmediata de cara al 2016: Renault puso sus ojos en él para comandar el regreso de la marca francesa a la categoría, anunciándolo como piloto titular junto con el joven británico Joylon Palmer. La historia fue de terror. Kevin sumó siete de los ocho puntos que el inestable auto amarillo obtuvo durante la temporada, y su vínculo terminó con una guerra de declaraciones cruzadas entre él y el equipo para concluir el año con una inmediata salida.
Los caminos condujeron a Haas, donde completaría el resto de su carrera en la Fórmula 1, pese a que se reveló que tuvo chances reales de integrar la familia Red Bull. Esto ocurrió cuando Daniel Ricciardo sorprendió con su decisión de marcharse y en Milton Keynes optan por promover a Pierre Gasly al equipo principal.
El manager de Kevin Magnussen le comentó que había dialogado con Christian Horner sobre una butaca libre en Toro Rosso, pero esta posibilidad no fue tomada por el danés. El resto fue historia: Alex Albon consiguió ese lugar, tuvo un rendimiento muy destacado en sus primeras carreras y, a los seis meses, fue promovido a Red Bull, donde permanecería una temporada y media. “El tipo que consiguió el asiento de Toro Rosso acabó en Red Bull. Probablemente debería haberlo hecho”, se lamentó K-Mag.
Kevin Magnussen y una huella imborrable en el equipo Haas
La salida de Renault lo llevó al equipo Haas, que estaba por atravesar su segundo año en la categoría. Tras confirmarse la salida de Esteban Gutierrez, el equipo norteamericano se fijó en Kevin para ocupar la segunda butaca del equipo junto al francés Romain Grosjean, con quien compartiría el equipo durante las siguientes cuatro temporadas.
Esta dupla marcó una época en Haas, parecían un complemento que contaban con el carácter y la fortaleza suficiente para impulsar al equipo al siguiente nivel. A la larga, los resultados de Kevin Magnussen fueron superiores que los de su compañero, quien mostraba cierta irregularidad, pero tenía algunos destellos que rompían el molde. El 2018 fue un año espectacular para Haas, ya que allí consiguieron el quinto puesto en constructores, con el danés afianzándose como el gran referente de la dupla.
En las dos temporadas siguientes, la caída de rendimiento fue evidente. Sumaron 28 puntos en 2017 y solamente 3 en 2018. Pese a que Kevin Magnussen había tenido un rendimiento más regular que su compañero, desde Haas tomaron la drástica determinación de ponerle fin a la dupla y apostar por dos jóvenes provenientes de la Fórmula 2: el reciente campeón Mick Schumacher y Nikita Mazepin, joven ruso que aportaba grandes sponsors.
Los malos resultados del equipo, la enorme cantidad de pérdidas económicas por los accidentes que padecieron ambos pilotos y las sanciones a Rusia por el enfrentamiento bélico con Ucrania formaron un combo que culminó con la salida de Mazepin del equipo antes de la temporada 2022, lo que derivó en la inmediata reincorporación de Magnussen al equipo.

Allí, compartió un año con Mick Schumacher y luego dos con Nico Hulkenberg, quien mostró un nivel superior en ambas temporadas. «En 2022 no me di cuenta (de que el rendimiento no podía ser mejor) porque me veía bien en comparación con mi compañero de equipo, pero Nico me abrió los ojos. Me ha demostrado lo que es posible con estos coches», explicó.
Finalmente, el equipo ha optado por la decisión de incluir al joven Ollie Bearman en la próxima temporada junto a Esteban Ocon, quien llega proveniente de Alpine. Esto le pone el cierre a la historia de Kevin Magnussen en Haas y probablemente en la Fórmula 1. No antes, sin haberse convertido en el piloto que más Grandes Premios disputó con el equipo (145), el que sumó más puntos, el único en conseguir una pole y dos vueltas rápidas. Quizás sea poco para las expectativas que tenía en su carrera, pero un capítulo de diez años en la Fórmula 1 y haber dejado una huella tan valiosa en el crecimiento de un equipo, no es una misión sencilla de concretar.
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