Después de un sábado gris en Imola, Ferrari sacó el carácter el domingo. Desde el mitad de parrilla y con la presión de correr en casa, el equipo italiano logró avanzar hacia un P4 con Lewis Hamilton y un P6 con Charles Leclerc. El resultado final dejó un sabor agridulce: remontaron, sí, pero los fantasmas de la clasificación todavía susurran en Maranello.
“Las actuaciones de clasificación fueron ciertamente decepcionantes”, admitió sin rodeos Frederic Vasseur, jefe del equipo. “Cuando comenzás 11º y 12º, todo se vuelve más difícil. El sábado fue un problema, pero el domingo mostramos otra cara”, añadió.
La Ferrari del domingo fue un animal distinto. Con ritmo, estrategia y temple, logró escalar en el caótico GP de Emilia Romagna, pero el camino estuvo lejos de ser recto. Leclerc, que había recuperado terreno con un undercut impecable, se vio perjudicado por un Virtual Safety Car inoportuno primero, y por un Safety Car completo después. “Es algo que me frustra mucho. Sé que lo di todo, pero tuvimos dos autos de seguridad en los peores momentos posibles”, lamentó el monegasco, aún con la adrenalina del final.
La decisión de no montar neumáticos blandos en el último stint también generó debate. “La elección del blando fue al límite. Trece vueltas eran demasiadas”, explicó Vasseur, reconociendo que la ventana estratégica era tan estrecha como peligrosa. Leclerc dudó, discutió con el muro, y al final decidió quedarse en pista. “Fue la decisión correcta”, sentenció el jefe de equipo.
Pero no fue solo cuestión de ritmo y estrategia. Hubo política, reglas difusas y decisiones difíciles. En la última vuelta, Ferrari ordenó a Leclerc devolverle la posición a Alexander Albon tras una maniobra discutida. “Siempre jugamos con las reglas”, se defendió Charles. “A veces estamos hablando de un centímetro a 250 km/h. Es complicado”. Desde el equipo, la explicación fue más pragmática: “Estábamos bajo investigación y con malas sensaciones. Una penalización de 5 segundos nos habría costado mucho”, argumentó Vasseur. Precaución antes que heroísmo.
Pese al sexto lugar, Leclerc terminó molesto. “Muy decepcionado”, soltó a los micrófonos. Y fue más allá: “Empezamos a sobrecalentar y no pudimos cambiar los neumáticos porque no teníamos más disponibles. Fue una gran lástima”. Su frustración se extendió también a las reglas del juego: “No creo que jamás tengamos una situación donde todos estén contentos. Siempre habrá alguien descontento con algo”.
Con una estrategia invertida, Lewis Hamilton pudo maximizar el rendimiento de Ferrari
Del otro lado del box, Hamilton fue más reservado, pero su P4 habló por él. Con una carrera sólida, aprovechó cada oportunidad para avanzar y volvió a ser la figura meticulosa que sabe cómo moverse en días de caos. Para Vasseur, el resultado fue mérito de todos: “Estoy muy complacido con el trabajo del equipo. No solo Lewis; Charles también hizo un buen trabajo. La estrategia fue sólida. Los mecánicos estuvieron impecables. Hoy fue un esfuerzo colectivo”.
De cara a Mónaco, la advertencia está clara: el sábado será todo. “Necesitamos mejorar en la clasificación. Allí todo se define en la qualy”, subrayó Vasseur. La Scuderia no está donde quiere estar, pero tampoco está perdida. “No somos campeones ni ganadores todavía, pero vamos por el buen camino. Tenemos que encontrar el equilibrio entre lo que va bien y lo que no”, cerró el francés.
Ferrari se va de Imola minimizando daños y con la ilusión que otorgó su buen ritmo, aunque con los pies en la tierra. Volvió a perder terreno y puntos, pero mostró señales de que puede estar más arriba. Eso sí, saben que no les queda mucho tiempo para ir en busca de sus aspiraciones. Pero en esta Fórmula 1 moderna, donde los detalles deciden carreras, tener una base sólida puede ser el primer paso para volver a soñar.
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