La Fórmula 1 está viviendo un momento de paridad absoluta, con cuatro equipos capaces de luchar por el triunfo. Algo que en este inicio de 2025 se vio maquillado por la luz de ventaja que McLaren sacó en rendimiento, pero que, con el correr de las carreras, parece comenzar a confluir en un campeonato muy apretado. Sin embargo, los números no suelen verse reflejados en grandes batallas en pista.
El hecho de que cuatro de las cinco victorias hayan sido desde la pole y que en Arabia Saudita el poleman perdió el triunfo por una penalización, nos quiere decir algo. También la realidad de que no se han visto grandes batallas en pista exceptuando el caos de Australia, que fue provocado, de alguna u otra manera, por el factor climático. Circuitos técnicos como Suzuka ofrecieron poco y nada de espectáculo. El resto de las carreras, más decididas en el muro de boxes que en pista.
Este no fue el objetivo que la Fórmula 1 se trazó cuando en 2022 decidió volver al efecto suelo. La búsqueda era la de más peleas en pista y que los autos se puedan seguir sin problemas, dado que, con el reglamento anterior, el aire sucio afectaba de sobremanera el auto que lo precedía y cuando estaba a una distancia menor a los dos segundos, tenía muchos problemas para acercarse más porque su rendimiento caía.

Esto fue perdiendo relevancia con el correr de los años: el Gran Circo cayó otra vez en el mismo problema. La carga aerodinámica ha ido evolucionando de manera tal que, en este cierre reglamentario de 2025, la Fórmula 1 se transformó en la categoría del aire limpio y la búsqueda de optimizar la degradación. Es cada vez más evidente como un auto pierde rendimiento y neumáticos con cada vuelta que pasa detrás de otro monoplaza. El sobrecalentamiento ha sido un factor cada vez más perjudicial en estas primeras carreras.
Las diferencias de compuestos no son tan estáticas y se vuelven cada vez más difíciles de predecir. Hemos observado bajones muy pronunciados cuando un auto sale de la ventana de rendimiento o cuando no se adapta a determinado compuesto. El ritmo de Max Verstappen en Bahréin con medios fue competitivo, pero cuando calzó los duros se convirtió en uno de los autos más lentos de la pista.
Entonces, en una Fórmula 1 donde la degradación es tan relevante y el aire sucio se vuelve cada vez más perjudicial, lo que ocurra los sábados y en la primera curva pasa a ganar mucha relevancia. Las remontadas, como la de Lando Norris en Arabia, fueron más producto de la estrategia inversa y el ritmo del auto, la eliminación de Tsunoda y Gasly y de la pérdida de rendimiento de los Mercedes, que de sus habilidades de superación: sin ir más lejos, cayó en la trampa que Lewis Hamilton le propició con la detección del DRS durante dos vueltas consecutivas.
La Fórmula 1 llega a circuitos técnicos de Europa en verano
Lo que se vio en Suzuka puede llegar a repetirse en Europa si la tendencia se mantiene. El calor del verano en el viejo continente acentuará los problemas de degradación, dado que las carreras nocturnas ya quedarán relegadas a final de temporada y llegan circuitos donde superar es aún más complicado. Si en Bahréin o China, que son dos de los trazados donde más adelantamientos vemos, no se vio un gran espectáculo, es muy difícil creer que esto pueda mejorar en Mónaco, Imola, Hungría o España, donde la tendencia suele ir para el lado de carreras monótonas y estratégicas.
En este punto, la excesiva paridad tampoco ayuda demasiado. Los ritmos de vuelta han llegado a ser tan similares en Arabia Saudita que las diferencias entre los primeros se mantuvieron estáticas durante casi toda la carrera, impidiendo que alguno del tren delantero pueda acercarse a sus rivales. Recién cuando Mercedes perdió rendimiento y Leclerc salió con neumáticos mucho más nuevos se vio un sobrepaso que, claramente, se dio en desigualdad de condiciones.

Por eso, lo que ocurra en clasificación seguirá siendo vital y decisivo, como así también el factor estratégico. Ferrari demostró haber dado un gran salto adelante en cuanto a degradación y, si no hubiera sido por el Safety Car, Bahréin le podría haber dado muchos mayores dividendos. Red Bull y Max Verstappen parecen haber encontrado algo en Arabia, pero McLaren sigue siendo la referencia.
La temporada presenta un desarrollo impredecible y muy cerrado, pero, a la vez, lo que ocurre en pista tiene más que ver con la implicancia de factores externos en el rendimiento, que en una batalla encarnecida hasta la última vuelta. Por el bien de la Fórmula 1 y las carreras, esperemos que esta tendencia cambie. De lo contrario, la batalla de los sábados continuará ganando en emoción e importancia, pero el domingo, una vez que pase la primera curva, la administración, estrategia y especulación se apoderarán del espectáculo.
Un comentario