Una década sin Jules Bianchi: una lluvia en Suzuka que siempre va a doler

Por: Nicolas Gabetta

La Fórmula 1 llega a Suzuka para vivir una nueva edición del Gran Premio de Japón en Suzuka, uno de los circuitos más desafiantes del calendario. Al momento de la largada, el pronóstico promete una alta probabilidad de lluvia, lo que inevitablemente lleva a rememorar lo ocurrido hace algo más de una década: el día que se vivió una carrera que marcó para siempre a una generación entera. El primer accidente mortal en 20 años. La trágica y evitable despedida de Jules Bianchi, un hombre que cambió la historia de la Fórmula 1.

El francés tenía solamente 25 años y una proyección que no parecía tener techo. Era el nombre en el que la Academia Ferrari posó sus ojos y ayudó a desarrollar durante un buen tiempo. Sus pergaminos estaban cargados de títulos y de competitividad: cualquier campeonato en el que haya participado, su talento lo llevaba a pelear bien arriba. Por eso, propios y extraños coincidían en que su desembarco en Maranello era casi una cuestión de tiempo.

Bianchi tuvo una memorable actuación en Mónaco.

El debut de Jules Bianchi en la Fórmula 1 llegó en 2013 con el equipo Marussia, donde contaba con un auto que limitaba mucho su capacidad de puntuar. Sin embargo, él se las arreglaba para destacarse, ya que regularmente solía ser el mejor clasificado de los cuatro autos que cerraban la grilla, ganándole con consistencia a su compañero Max Chilton, así como también a su compatriota Charles Pic y al actual comentarista Giedo Van der Garde. Era un campeonato aparte con Caterham, las dos escuderías que estaban muy lejos del resto, y Jules solía imponerse en ese grupo.

En 2014 comenzó su segundo año con la escudería y Mónaco fue sede de su gran proeza en la Fórmula 1, donde tuvo una carrera impecable y logró alcanzar los puntos con un histórico octavo lugar. Lo que implicó un hecho histórico para la escudería, ya que fue en la única ocasión que lograron puntuar en sus cuatro años en el Gran Circo. Parecía ser un despegue decisivo para su carrera, pero un trágico destino dejó este hito como el más relevante de su breve recorrido en la Máxima categoría.

Unos meses más tarde de aquella tarde gloriosa, la categoría llegó a Suzuka para vivir la nueva edición del Gran Premio de Japón. La carrera se celebró bajo una lluvia muy intensa, dado que para la fecha estaba pronosticado el tifón Phanfone. La adherencia era muy escasa y la visibilidad bastante reducida. Pese a que la caída de lluvia fue mermando, la cantidad de agua en pista era muy elevada y los despistes se volvieron una constante. Hasta que la tragedia se hizo presente de una manera insólita, absurda y con una brutalidad que no se había visto en dos décadas.

Tras un despiste de Adrián Sutil, la grúa salió a remolcar el auto del alemán pero con la carrera en marcha, pese a que en el sector se pusieron banderas amarillas. Jules Bianchi se despistó en la misma zona debido al aquaplaning de la pista y terminó impactando violentamente con su cabeza contra la parte trasera de la grúa, lo que derivó en una lesión cerebral que lo dejó en coma ocho meses, hasta que finalmente, en julio de 2015, falleció.

El francés era la gran apuesta de Ferrari para el futuro.

Fue la primera vez que la Fórmula 1 se cobra una víctima en el nuevo milenio, ya que desde la partida de Ayrton Senna no hubo una situación similar. La actuación de la FIA dejó mucho que desear, ya que su informe atribuyó la responsabilidad del accidente al propio piloto por circular demasiado rápido en condiciones adversas. Sin tener en cuenta, claro está, que ellos estaban celebrando una carrera de autos en esas condiciones, con una grúa en pista y marshals trabajando a solamente unos metros. Ante esta situación, la familia del piloto número 17 emprendió acciones legales contra el organismo.

Fue un verdadero impacto para el público, pero también para una generación de pilotos que no habían convivido con la muerte de forma tan cercana. Después de este hecho, muchos de ellos reconocieron que les cambió la forma de ver este deporte para siempre y los llevó a tomar un poco más de conciencia sobre los riesgos. A la vez, la Fórmula 1 también tomó algunas medidas que hoy cambiaron el deporte de una forma permanente, como la introducción de halo, un elemento de seguridad que ya salvó varias vidas, la inclusión del Virtual Safety Car y la búsqueda de unas condiciones de pista óptimas para celebrar una carrera. Con cualquiera de las tres, la historia de Jules Bianchi podría haber sido muy diferente.

Charles Leclerc, el heredero del legado de Jules Bianchi

Jules Bianchi estaba destinado a ser el primer piloto de la Academia de Ferrari en llegar a la Scuderia. Sin embargo, el tiempo le otorgó ese lugar a su ahijado, Charles Leclerc, quien lo recuerda con profundo cariño cada vez que tiene oportunidad.

Para el monegasco, Jules era una gran referencia y su pérdida se convirtió en un dolor irreparable. Por eso, cuando lo anunciaron como piloto titular de Ferrari en 2019, sus primeras palabras se posaron en su padre y en Bianchi, dos personas que lo marcaron y que para ese momento tan especial ya no se encontraban en este mundo.

Charles Leclerc guarda un profundo recuerdo de Jules.

El paso de los años no hizo que el cariño de Leclerc por Jules Bianchi quedara en el pasado. En 2024, cuando se cumplieron 10 años del accidente, llevó un casco en homenaje. “En memoria de una persona muy especial para mí. Este año se cumplen diez años desde que perdimos a Jules aquí en Japón. Tantos recuerdos juntos que nunca jamás olvidaré. Te extraño y haré todo lo posible para llevar ese casco al escalón más alto del podio”, comentó Charles, quien también lo mencionó después de romper la maldición y lograr ganar en Mónaco el año pasado.

En tan solo unas horas, Japón volverá a ser sede de un Gran Premio de Fórmula 1. La lluvia se presenta como posible protagonista. Pasaron diez años, pero ya nada es igual. La ausencia de Jules Bianchi dejó un vacío enorme e imposible de llenar, pero también convirtió a la categoría en un lugar más seguro y, en algún punto, llevó conciencia y mayor prudencia a quienes la dirigen. Una escena de marshals trabajando con una grúa al borde de una pista con aquaplaning mientras se está celebrando la carrera hoy parece algo absurdo. Antes, era parte de una normalidad que se llevó puesta a un talento enorme. Un francés que marcó a toda una generación y tuvo que cerrar sus ojos, para que muchos puedan abrirlos.

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