El reiterado fracaso de su segundo piloto: el precio que paga Red Bull por seguir el rumbo de Verstappen

Por: Redacción

Max Verstappen se ha convertido en el mejor piloto de su generación. Actualmente es tetracampeón del mundo con un talento de conducción que ha marcado la diferencia y ha llevado a Red Bull a la gloria en los últimos años. Sin embargo, esto también ha derivado en que el equipo de Milton Keynes sea completamente dependiente de su individualidad y que cada monoplaza se transforme en un Excalibur, un arma que solamente el holandés puede manipular.

Los 36 puntos que posee Red Bull en el campeonato de constructores son obra de Max Verstappen. Esto no solamente es un reflejo del enorme diferencial que marca el hijo de Jos al volante, sino que también refleja el fracaso que ha significado el comienzo de temporada de Liam Lawson en Red Bull. Es fácil sacar conclusiones rápidas, poner al neozelandés en la guillotina y apostar por un nuevo reinicio, pero lo cierto es que el problema va más allá de las falencias que haya podido mostrar el inexperto piloto número 30.

El comienzo del dominio de Max Verstappen en Red Bull se remonta a finales de 2018, cuando Daniel Ricciardo decide tomar su propio rumbo y marcharse a encabezar el proyecto Renault en la Fórmula 1. El australiano había rendido a un nivel superlativo desde su promoción en 2014 y había culminado con mejores resultados que el propio Max tanto en 2016 como en 2017.

La decisión en Milton Keynes fue simple. Afianzar a Max Verstappen como el líder de la escudería y acompañarlo con un joven formado por la propia cantera de Red Bull. El primer elegido fue Pierre Gasly, piloto francés que había sido campeón de la GP2 y había tenido una prometedora temporada debut con Toro Rosso.

Max Verstappen junto a Gasly y Albon, dos pilotos que pasaron sin pena ni gloria por Red Bull pero brillaron en otros equipos.

Sin embargo, su desembarco en el equipo principal estuvo plagado de problemas. Un choque en la pretemporada y la caída en la Q1 de Australia no hicieron más que mermar su confianza y ponerlo en el ojo de una tormenta de la que nunca pudo salir. Una serie de resultados discretos determinaron su inmediata salida del equipo principal. En esas 12 carreras, sumó un 4° y un 5° lugar, algo que hoy para Lawson sería una proeza. Sin embargo, la vara estaba mucho más alta en aquel momento y su rendimiento fue considerado insuficiente.

Su reemplazo fue Alex Albon, otro piloto proveniente del equipo menor, quien tampoco consiguió sumar un podio ni mejorar ese 4° lugar del francés en Silverstone, pero el hecho de estar consistentemente en los puntos le valió la confirmación como piloto titular para 2020. Sin embargo, su rendimiento con Red Bull estuvo tan lejano al de Max Verstappen que en Milton Keynes decidieron apostar por la experiencia de Checo Pérez, quien se había ido de Racing Point.

Este dúo le trajo estabilidad a Red Bull. Checo ayudó a Versappen en la consagración de 2021, y, pese a que su rendimiento no alcanzó para que ganaran constructores, su contribución fue más que valorada. 2022 y 2023 el equipo los transitó en velocidad crucero: el auto marcaba una diferencia tan grande como el resto que la distancia entre Max y el mexicano quedaba maquillada. El ritmo de Max podía ser un segundo más rápido que el de su compañero, pero esto no impedía que Pérez consiga podios o resultados importantes.

Sin embargo, esta distancia se hizo más evidente en 2024, cuando Red Bull ya no contaba con un auto que marcara la diferencia. Allí, Verstappen tuvo que sacar a relucir todo su talento para ganarle el campeonato a un McLaren amenazante, mientras que Pérez padecía una y otra vez la inestabilidad de su auto. Checo, aún con contrato vigente, fue despedido en desmedro de un Lawson que tenía solo un puñado de carreras en su haber. Y nada indicaba que la historia podía llegar a ser distinta.

Checo Pérez estuvo cuatro temporadas junto al campeón mundial.

Cada auto de Red Bull apunta a optimizar el rendimiento de Max Verstappen

“Siempre vas a seguir la dirección de tu piloto más rápido y eso lidera la organización en términos de su desarrollo”, comentó Christian Horner. El RB21 es el resultado de la búsqueda de Max Verstappen puesta en práctica por sus ingenieros. Es un monoplaza que apunta, con aciertos y errores, a potenciar su talento e intentar exprimir su potencial al volante.

Esto no es nuevo: Checo Pérez lo ya lo padeció en 2022. “Al principio teníamos un coche bastante estable, pero con bastante subviraje, que obviamente Max odia. Tuvimos una mejora en España en la que pusimos mucha más parte delantera. Max dio un gran paso adelante. Checo, desde aquel momento, cayó en picado”, indicó Horner.

Todos los recursos, humanos y técnicos, están puestos al servicio de este fin. Lógicamente, Red Bull siempre va por el caballo ganador, pero esto repercute demasiado en lo que pasa del otro lado del garaje. “Max es bastante específico en lo que quiere de un coche para hacerlo rápido. Y eso es generalmente un tren delantero muy cargado en el coche, una entrada en curva muy pronunciada. Por supuesto, la consecuencia de eso es que desestabilizará la parte. Eso, para un piloto, mina tremendamente la confianza”, explicó el británico.

La respuesta se vio en pista. Liam Lawson comenzaba la vuelta en China teniendo que enfrentarse a las tres curvas pronunciadas que marcaban el inicio del primer sector. Allí, ya perdía la vuelta. Ingresaba considerablemente mucho más despacio, intentando meter al coche sin perderlo. Claro: si tienes la parte trasera floja en estos coches al entrar en las curvas, estás más preocupado en sostenerlo que en llevarlo al límite.

Liam Lawson podría ser desvinculado pronto de Red Bull.

En palabras del propio Lawson, Red Bull ha trabajado en corregirlo de cara a la carrera, pero no han podido. “La dirección que tomamos hoy era básicamente hacer el coche un poco más fácil en muchos aspectos y simplemente ayudar al equilibrio. Pero, por desgracia, eso hizo que el coche fuera mucho más difícil y mucho más lento. Así que sí, así son las cosas y es algo que voy a asimilar”, explicó, de manera desorientada, el neozelandés.

Su desesperación es evidente. Sabe que el tiempo apremia y mucho más en Red Bull, donde la revancha suele no llegar nunca. “Llevamos dos carreras. Me encantaría tener, 60 días de pruebas y cosas así. Muchos de los otros chicos probaron mucho fuera de temporada y, por desgracia, no es algo que nosotros no lo hicimos. No es una excusa, simplemente es algo que tengo que solucionar lo antes posible. Desgraciadamente, no tengo tiempo y tengo que resolverlo lo antes posible”, explicó el piloto número 30.

Red Bull empieza a creer que el tiempo de Liam Lawson se acaba

Tras la segunda carrera de la temporada, Christian Horner explicó: “Hay un rendimiento que tenemos que encontrar y necesitamos a los dos pilotos ahí arriba si queremos tener alguna posibilidad de luchar por el Campeonato de Constructores y, como mínimo, por el Campeonato de Pilotos, necesitas tener un segundo coche en juego. No puedes hacerlo con una sola pierna”.

Un deja vú, hasta las mismas frases que utilizó con Checo Pérez el año pasado. La diferencia es que el inicio de 2024 le otorgó un margen que ahora no tiene. “La F1 es un negocio de presión. Siempre hay presión de tiempo. Él lo sabe. Esperemos que responda en consecuencia y veremos adónde llegamos”, analizaron desde Red Bull.

Lo cierto es que los primeros trascendidos indican que Yuki Tsunoda podría ser promovido de inmediato por el equipo principal luego de dar dos muy buenas impresiones en el comienzo de la temporada. Tan es así que Japón, su carrera de casa, podría marcar su debut con el RB21, según informó Motorsport.

Yuki Tsunoda y Liam Lawson.
Tsunoda es el máximo candidato a tomar el lugar de Lawson.

Al respecto, Horner no ha descartado nada. “Creo que siempre va a haber especulaciones en el paddock, como digo acabamos de terminar la carrera aquí, nos llevaremos la información y le echaremos un buen vistazo”. Por eso, la situación de Liam Lawson es tan desesperante. Necesita dar un golpe de escena en una revancha que ni siquiera sabe que tendrá.

“Tampoco soy estúpido, y sé que obviamente estoy aquí para rendir, y si no lo estoy haciendo”, comentó un Lawson, que empieza a ver como la oportunidad que anheló tanto tiempo se diluye de forma fugaz. El RB21 se transformó en un dilema sin respuesta para él y, como Gasly, Albon o Pérez, su historia con Red Bull parece tener un destino final sentenciado.

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