En su segundo fin de semana vestido de rojo, Lewis Hamilton ha dejado bien en claro que su paso a Ferrari no fue solamente testimonial. El múltiple campeón de 40 años quiere triunfar y puso en pista todas las virtudes que lo convirtieron en una leyenda para dominar una carrera sprint que invita a la Scuderia a dejar atrás la pesadilla de Melbourne y soñar con que ese cuento de hadas que significó su llegada a Maranello todavía es posible.
El británico completó la faena que había arrancado el viernes. Defendió la pole con mucha maestría para aguantar a Max Verstappen en la largada y para dejarlo sin opciones durante el tiempo en el que tuvo ritmo para presionarlo. A la vez, la Ferrari demostró un menor nivel de degradación y mejor ritmo que sus rivales, por lo que Lewis Hamilton ejecutó y administró la diferencia como en las viejas épocas.
La mayor virtud de esta victoria es que el piloto número 44 ha encontrado rendimiento donde Charles Leclerc no ha podido y se ha defendido de dos verdaderos monstruos como el tetracampeón Max Verstappen y el McLaren de Oscar Piastri, que coqueteó con ir a buscar el triunfo cuando alcanzó el segundo lugar. Sin embargo, Lewis Hamilton tardó solamente un sector en mantenerlo a raya y evidenciar que este primer triunfo con la Scuderia no se lo robaría nadie.
La pelea por la victoria fue una cuestión de tres, ya que un invitado estaba ausente. Lando Norris, que sigue como líder del campeonato, largó mal, cometió un error en su intento de recuperarse y luchó contra un auto en el que no se sentía cómodo durante toda la carrera para, apenas, conseguir pasar a Lance Stroll y sumar un punto que lo sostuvo en la cima.
Detrás de los líderes, la pelea se dio entre George Russell y Charles Leclerc. El británico lo superó en el comienzo del sprint y ambos imprimieron un ritmo similar, pero con el que perdían distancia con los tres punteros. Sobre el final de la competencia, el monegasco llegó más entero e intentó recuperar la posición, pero no consiguió completar la maniobra y terminó relegado a un quinto lugar que le sabe muy mal.
Sin dudas, el hombre de la carrera en la mitad del pelotón fue Yuki Tsunoda. El japonés ratificó su gran momento con otra actuación memorable: largó muy bien y ganó dos posiciones, quedando por encima de un Kimi Antonelli que lo presionó durante toda la carrera, pero que en ningún momento lo pudo superar.
El que peor la pasó en esta jornada fue Jack Doohan. Mientras su compañero de equipo le sacaba rendimiento al Alpine para avanzar posiciones, su ritmo no le permitió salir del fondo y culminó con una maniobra imprudente en la que terminó impactando a Gabriel Bortoleto por entrar pasado a una curva. Esto implicó que su discreta actuación terminara con un último lugar y un golpe innecesario.
Williams, llamado a ser protagonista de la zona media, tampoco tuvo demasiado para rescatar de esta jornada, ya que el auto fue perdiendo rendimiento con el correr de las vueltas y la degradación los afectó más que nadie. Tan es así, que Carlos Sainz debió detenerse en boxes para cambiar unos neumáticos que ya estaban muertos. El español sigue evidenciando problemas de adaptación que todavía lo mantienen lejos de Alex Albon.
En un dilema mucho peor anda Liam Lawson, que hoy comenzó a dar señales de recuperación luego de un triste inicio de temporada. El neozelandés hizo que el auto comience a responderle y ganó algunas posiciones durante la carrera. Quedó lejos de los puntos, pero al menos las sensaciones ya no son tan malas como al inicio.
Algo similar ocurrió en Haas, que pareció reaccionar y sumarse a la pelea. Todavía no tienen lo suficiente para sumar puntos, pero al menos no estarán descolgados en la grilla como lo que evidenció Melbourne. Los equipos tienen muchas conclusiones por sacar de cara a la clasificación, que será fundamental para las aspiraciones de todos en la carrera.
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