La Fórmula 1 está a punto de ingresar en una de las temporadas con más movimientos de mercado de los últimos años, donde el talento joven comienza a ganar cada vez más preponderancia y las actuaciones en categorías menores suelen ser vitales. Entre ellas se destaca la Fórmula 2, que, como antesala al, Gran Circo, ha ganado cada vez más relevancia en los últimos tiempos.
Entonces, ¿ganar la Fórmula 2 es garantía de ser promovido a la Máxima? A nivel general, la respuesta es que sí: estar entre los mejores te otorgan los puntos requeridos por la Superlicencia y destacarse al volante en esta categoría genera un interés en todos los equipos de la parrilla. Sin embargo, también influye el hecho de lograrlo en el primer año y el auto con el que se consigue el éxito, los asientos disponibles de la parrilla, entre otros factores.
De cara a 2025 hay grandes ejemplos para poner sobre la mesa. Gabriel Bortoleto llegó a la Fórmula 3 sin resultados sobresalientes, pero la autoridad al volante que consiguió para lograr el título lo llevó a integrar la Academia de Mclaren y el hecho de haber revalidado su talento en la Fórmula 2 con una nueva coronación, implicó que sea fichado por Sauber para convertirse en la joya del proyecto de Audi en la Fórmula 1.
El contendiente al título y subcampeón, Isak Hadjar, también fue promovido a Racing Bulls por sus actuaciones en esta temporada, mientras que otros talentos como Andrea Kimi Antonelli u Ollie Bearman, que no tuvieron un gran año en la Fórmula 2, fueron considerados por distintos aspectos, como el rendimiento del británico en Arabia Saudita con Ferrari o los grandes pergaminos del italiano en prácticamente todas las categorías en las que participó, incluido el título en la Fórmula Regional Europea. El ejemplo de Bearman implica que demostrar el talento con una buena actuación en la Fórmula 1 suele ser más eficaz que presentar todos los pergaminos previos, aunque es realmente difícil conseguir la posibilidad.
En tanto, otros dos nombres confirmados no estuvieron cerca de campeonar: Liam Lawson y Jack Doohan fueron protagonistas durante varios años de las categorías menores y llegaron a finalizar en el tercer lugar de los campeonatos de Fórmula 2 en 2022 y 2023 respectivamente. El caso de Lawson es un poco parecido al de Bearman: su chance llegó por la lesión de Daniel Ricciardo y su buen rendimiento en la Máxima Categoría lo puso en consideración. Ahora, tras tener su periodo de reserva, fueron oficializados como titulares. Lo mismo espera que le pase Paul Aron, quien culminó tercero en la temporada 2024 y fue confirmado como piloto reserva de Alpine.
Campeones de Fórmula 2 afianzados en F1
En la Fórmula 1 hay pilotos consolidados que reflejan casos similares, como Charles Leclerc, George Russell y Oscar Piastri. Los tres fueron campeones de la Fórmula 3 y Fórmula 2 en su primera temporada y no solamente consiguieron butaca en la Fórmula 1, sino que además lograron llegar a equipos de punta que les garantizan protagonismo.
El título de Russell en la Fórmula 2 tiene un valor diferencial porque, en aquella temporada, se lo ganó con autoridad a pilotos del calibre de Lando Norris y Alexander Albon, quienes fueron segundo y tercero respectivamente en aquel campeonato. Finalmente, los tres fueron promovidos a la Máxima, donde aún permanecen.
Los casos de Nyck De Vries y Mick Schumacher también tienen varios aspectos en común. Ambos fueron campeones de la Fórmula 2, pero ninguno de ellos lo logró en su primera temporada en la categoría. Necesitaron adaptarse para rendir a su mejor nivel. Y, si bien fueron promovidos, sus actuaciones hicieron que no lograran garantizar su permanencia, algo que sí consiguió Yuki Tsunoda, que se encuentra en la Fórmula 1 hasta hoy pese a haber quedado tercero en el campeonato de Fórmula 2 en el que Mick Schumacher fue campeón.
El nombre de Felipe Drugovich también es un caso aparte. El brasileño ganó la categoría de punta a punta con el equipo MP Motorsport y su trabajo llamó mucho la atención, pero, a la hora de elegir una butaca, se convirtió en reserva de Aston Martin, una escudería que cuenta con Fernando Alonso y Lance Stroll al volante, por lo que las oportunidades para él nunca llegaron.
Algo similar le ocurrió al francés Theo Pourchaire, joven de la Academia de Sauber, quien ganó el título en su segunda temporada y parecía que tenía todo para subir al equipo principal en 2024. Sin embargo, en Hinwil se inclinaron por mantener a Valtteri Bottas junto a Guanyu Zhou en aquel momento, y la carrera de Pourchaire tomó otro rumbo: pasó al Indycar en 2024, donde no consiguió grandes resultados.
Sin embargo, también hay otros talentos como Max Verstappen o Carlos Sainz que no necesitaron destacarse en categorías teloneras y que, al llegar a la Fórmula 1, supieron desplegar todo su talento. Y, a la vez, hubo casos que demostraron poco en categorías formativas y no estuvieron a la altura de la Fórmula 1, como Nicholas Latifi, Logan Sargeant, Nikita Mazepin y Guanyu Zhou, entre otros.
También juega un papel importante la Academia que integren y las posibilidades que se puedan abrir. Un claro ejemplo es el de Franco Colapinto, quien fue promocionado por Williams tras el pobre rendimiento de Sargeant cuando estaba desempeñando un buen papel en la Fórmula 2, pese a estar lejos de la pelea por el título Y, al arribar a la Máxima Categoría, demostró que tenía el talento y la velocidad necesaria para competir logrando buenos resultados.
En definitiva, la Fórmula 2 es un camino directo a la Fórmula 1, pero no es el único. Sin embargo, ganarla otorga grandes oportunidades: de los últimos ocho campeones, seis fueron oficializados como pilotos titulares de la Fórmula 1 y cuatro de ellos permanecen hasta hoy en la categoría. En 2025, los pilotos promovidos comienzan de cero, con la certeza de que se terminaron los preámbulos: demostrar en cada fin de semana es la única forma de prevalecer y afianzarse en la mejor categoría del mundo.
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