Max Verstappen, el campeón que eligió ser holandés

Por: Nicolas Gabetta

En los últimos años, las gradas de la Fórmula 1 se han visto inundadas por una inconfundible marea naranja que sobresale por encima del resto del público general. Los fans se han aprendido casi de memoria las notas de Whilemus, el himno de Paises Bajos, que se ha metido en la historia grande del automovilismo con cuatro títulos mundiales. La realidad es que todo podría haber sido muy diferente, ya que Max Verstappen, el gran responsable y protagonista de toda esta historia, nació y creció en Bélgica.

Max Verstappen nació el 30 de septiembre de 1997 fruto de la relación entre Jos, que en ese entonces ya era piloto de Fórmula 1, y Sophie Kumpen, quien tenía un talento supremo para el manejo pero que nunca corrió profesionalmente, pese a haberse enfrentado y derrotado a pilotos que llegaron al Gran Circo cuando competía en karting. Al momento del parto, Sophie vivía en Hasselt, una ciudad flamenca situada a una hora del pueblo de Monfolt, donde se crió Jos.

Max Verstappen de joven.
Max Verstappen eligió representar a Países Bajos desde sus primeros pasos en karts.

Max nació y creció en Bélgica, viajó con pasaporte belga y vivió allí toda su vida hasta que se mudó a Mónaco, ya siendo piloto de Fórmula 1. Pero desde el primer momento corre con superlicencia holandesa y esa bandera lleva una causa definida. “He vivido en Bélgica toda mi vida, pero me siento más holandés”, confesó el actual piloto de Red Bull.

“En realidad, solo estaba en Bélgica para dormir, porque durante el día iba a Holanda. Tenía a todos mis amigos allí. Me crie con un holandés”, indicó. Esta elección se dio desde un primer momento, ya que, en su biografía escrita por James Gray, se develó que la decisión había sido desde muy joven. “A causa del karting, paso más tiempo con mi padre que con mi madre. Siempre estoy entre holandeses”, confesó Max.

Allí se menciona la famosa fotografía tomada en el año 2006, mientras se jugada la Copa Mundial de Fútbol en Alemania, donde se puede ver a los dos Verstappen junto a un karting pintado de naranja con la leyenda “Hup Holland, hup”, en una clara referencia al apoyo de Max hacia ese seleccionado.

Max Verstappen con la bandera de Países Bajos.
Siempre holandés. Verstappen con la bandera de Países Bajos.

Si alguien mostró algo de resistencia a esta decisión fue Sophie, quien alegó que hasta que no cumpliera los 18 años, su hijo era belga y nada más, ya que contaba con la identificación nacional y viajaba con el pasaporte de aquel país. Pero él ya tenía Superlicencia holandesa, por lo que, a los ojos de las carreras, representaba a ese país.

Una vez cumplido sus 18 años, el joven piloto decidió mudarse a Mónaco, una opción muy elegida por muchos de los pilotos de la parrilla. Tras realizarlo, confesó: “Mi vida no ha cambiado mucho, porque viajo constantemente. En cualquier momento puedo volver a casa, a Bélgica, de visita”. Prácticamente, se definió como un holandés que vivió toda su vida en otro lado.

Un pequeño triunfo en la gran derrota de Bélgica

No hay dudas de que el dolor de haber perdido a Max Verstappen es una herida profunda en Bélgica. De solo pensar que la marea naranja podría haber sido roja y que la Brabanzona hubiera sido el himno más escuchado en el podio de los domingos, los deja con un mal sabor de boca, ya que saben lo difícil que es conseguir despertar el heroísmo que Jackie Ickx les generó en algún momento.

Max Verstappen en Spa.
Spa se ha visto inundada de naranja en los últimos años.

Sin embargo, les queda el consuelo de saber que un gran campeón nació y se crió ahí, pero también una gran retribución económica, dado que el Gran Premio de Bélgica venía en caída libre desde el retiro de Michael Schumacher y, por más de una década, agotar las entradas se había transformado en una meta difícil de cumplir. No obstante, el joven de Hasselt lo cambió todo.

Tan solo en 2016, cuando el hijo de Jos corría su segundo año en la máxima categoría, se estima que más de 25 mil holandeses acudieron al circuito vestidos de naranja para alentarlo, generando una sustancial mejora en los ingresos que se replicó constantemente en la última década. Parece poco premio, pero las elecciones son las que definen ser a las personas, y Max eligió ser holandés.

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